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Madre : ¿ Eres madre o amiga ? (1ª parte)

Hoy no dejo de pensar en lo complicado que se va haciendo esto de educar en el día a día.

Tener un bebé es algo bastante dulce y gratificante. Esos pequeños ( o grandes ) lloros, esas horas de sueño interrumpido, esos pequeños vómitos justo cuando vas a salir de casa que te hacen llegar tarde donde fueses sí o también… total, todas esas pequeñas cosas se olvidan en el momento en que te sonríen, que te balbucean… En ese momento tienes muy claro que ante todo eres su madre. Y por ello las horas perdidas de sueño las das por buenas, esos ratos de consuelo te los tomas como bonitos tiempos, y hasta tener que salir con un modelo que  te ponías años atrás te parece algo sin importancia.

Según van creciendo empezamos a dudar sobre ese tipo de relación.

Y aquí entran mis grandes dudas.

De pronto parece que hay que cambiar el rol de madre por el de amiga.

Yo creo que eso es muy complicado y no llego a tener claro que sea necesario.

En estos días mis reflexiones son las siguientes:

– ¿ De verdad hay que ser amigo de un hijo para poder ganarnos su confianza y  ayudarle?

– ¿ He sido yo en algún momento amiga de mi madre?

– ¿ Se es amigo de modo natural o es necesario pasar por un proceso y cambiar el rol de madre por el de amiga?

– ¿La confianza se puede tener desde el papel de madre?

Espero poder compartir en breve mis reflexiones al respecto. ¿ Has reflexionado tú ya sobre ello?

 

Fuente foto: http://t2.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcRTR0tKPDqKLHdnM8k7Z8oE1fT5MxgrWUU6H6hfp7qTBqWljKuB

Y AdeMÁS Amiga – Recuerdos de Amistad

“Querido/a…”

“Hola … “…

¡Qué ilusión me ha hecho siempre recibir cartas! Ya fuese de gente que hacía tiempo no veía, como de mis amigas del instituto a las que veía todos los días y hacía apenas unas horas que nos habíamos separado.

¡Por no hablar de los Christmas! Tan iguales que me parecen ahora y tan distintos que me parecían antes. Siempre creyendo que estaban elegidos para mí por ser yo, como yo hacía con cada uno que mandaba en función de a quién fuese…

¡ Y esas postales que llegaban en verano!, de esos amigos y amigas que nos mostraban cómo se acordaban de nosotros desde sus sitios de veraneo, ya fuese la playa o el pueblo de sus abuelos…  y que hacían que marcharte de vacaciones supusiese una visita previa al estanco por si luego no había sellos en el lugar de veraneo…

Puedo recordar el momento de abrir el buzón o que subiese mi madre con el correo y dijese que habías recibido algo a tu nombre… ese pequeño ritual de abrir, si era carta, sin que se rompiese más que lo mínimo el sobre, y sentarte a leer esas letras, a las que ponías voz en tu cabeza…  y entonces a preparar la respuesta para enviarla de nuevo. Según la persona en papel blanco, o en papel de colores, con bolígrafo azul ,o de colores… Ahí plasmabas tus sentimientos, ya alegrías, ya penas, de infancia, y las más de adolescencia…

Es curioso, releer de nuevo esas cartas recibidas y encontrarte a través de ellas con la realidad de aquellos años que tienes quizás un poco dormida.

De pronto te das cuenta de gente que ha ido desapareciendo de tu lado y que parecía que la necesitases como el aire para respirar en aquellos momentos. Cuya amistad parecía irremplazable, irrompible. Esas amistades que poco a poco se fueron enfriando, distanciando y hasta olvidando.

¡Ay! Esas amistades de verano que cuando volvías a casa parecía que te iban a volver loca con su ausencia tras haber compartido en apenas diez días “toda tu vida”. Nombres que al leerlos en un sobre te traen mil recuerdos a la cabeza. Sensaciones que viviste se reavivan por unos segundos. Los suficientes para hacerte sonreír y traer al presente un trozo de ti.

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Y entonces me encuentro pensando en la cantidad de cartas electrónicas que escribo ahora a amigos, y que recibo en contestación, y que quizás se pierdan en este espacio 2.0. En esos post del blog que hago, en los de otros que comento… en esos tweets diarios… Letras que no sé si se podrán recuperar dentro de unos años para traer a mi memoria a tanta gente apreciada y querida en estos momentos, ¿tantas sensaciones y emociones compartidas se quedarán perdidas y olvidadas en el limbo 2.0? ¿ Qué debería hacer para en unos años revivir momentos y sentimientos? ¿Imprimir cada correo personal recibido? ¿ Hacer copias de seguridad de los posts del blog y los comentarios a cada uno de ellos?

No quiero perder esa ilusión de recordar esos pequeños momentos al sentarme entre material antiguo cada vez que recoloque un armario. Y temo olvidar lo que he vivido en estos años de la llamada “era digital”.

Quiero, el día de mañana poder sentarme y leer esto que ahora tecleo, porque mi pasado me pertenece, porque mi pasado quiero que se haga algún día presente.

Reflexiones sobre el » Y Más «

Madespymas = Madre Esposa y Más …

Parece que no hace falta explicar en estos momentos las dos primeras palabras, pero y el “Más”.

En ese “Más” he querido incluir el Hija, Amiga, Hermana, Sobrina, Prima, Nieta, Tía, Nuera, Cuñada, Vecina, Compañera, Trabajadora, Cocinera, Repostera, Costurera, Lectora, …, y valga la redundancia, muchas más…

Y es curioso, pero llevo una temporada, que unas pocas acepciones me están llevando de cabeza. Por no decir dos.

Parece un sin sentido que seamos las personas que somos gracias a un montón de facetas que componen nuestras personalidades y que de pronto muchas dejemos de valorarlas para centrarnos en otras en que empezamos a no sentirnos cómodas.

Cuando miras  alrededor y ves gente que tiene malas experiencias a cualquier nivel, piensas en un montón de cosas positivas que se pueden sacar de ellas. Siempre he pensado que cuando se cierra una puerta se abre después otra mucho mejor. Debe de ser porque esas puertas las he abierto y cerrado más o menos a mi antojo. Controlando yo la situación. O al menos, eso yo creía.

Ahora mismo tengo la sensación de que un montón de puertas se abren y entornan a mi alrededor pero no consigo darme cuenta si se van a cerrar para bien o para mal. Una conciencia pesimista me dice que cuidado. La conciencia optimista me dice que lo que tenga que ser será y ya se verá. Que viva el momento según me dicte mi conciencia cada día.

Y mientras me planteo que hay opciones. Pero esas opciones me harían renunciar a una baja maternal completa de 16 semanas seguidas. Me harían tener la sensación de estar renunciando a unos derechos que ha costado conseguir muchos años. Y lo peor de todo, me harían sentir que estoy fallándome a mí misma, a mis valores, ¿o no?¿ O esto es lo  hago por puro egoísmo por no querer compartir ese tiempo con el padre?

Y encima con un mercado laboral como el actual, que el descolgarse puede significar no poder entrar en un medio o largo plazo…

Se me vienen a la cabeza palabras como lactancia, conciliación, maternidad, paternidad, responsabilidad laboral, racionalización de horarios, impotencia, rabia, proyecto de vida… y me doy cuenta una vez más que hay muchas trabas para poder disfrutar de la maternidad si quieres tener trayectoria profesional en muchas de las empresas que componen nuestra sociedad.