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Lecturas juveniles II : Trilogía divergente

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Como ya comentaba hace unos días
, querer participar del ocio de mis hijas me ha hecho meterme en libros que no habrían entrado dentro de mi rango de intereses, y eso que no suelo poner muchos «pero» a un libro, pero tras escuchar a mi hija hablar de un tal «Cuatro» con sus compañeras, e incluso a la madre de alguna otra ( esto daría , y puede que de , para otro post), llegué a la trilogía DIVERGENTE.

Está compuesta por «cuatro» libros ( vamos a ver si es trilogía como es que son más de tres?!), bueno, para los seguidores puristas son tres: Divergente, Insurgente y Leal. Y el cuarto libro, que se titula Cuatro, es un mero aprovechamiento comercial prescindible según algunos, pero para mí, debido al inesperado final del tercer libro, se hizo necesario, me lo leí y me gustó.
Una vez más, como en la trilogía de los Juegos del Hambre, todo aparece ambientado en un mundo futurista y apocalíptico y de nuevo está dividido, esta vez en facciones que uno mismo elige a una pronta edad, en función de una serie de valores que se tienen o creen tener y que en un periodo de prueba se deberán demostrar. 

  
Me gustó bastante, aunque no llegó para mí al nivel de los Juegos del Hambre; imagino que culpa de ello es el sabor amargo que me dejó el final del libro Leal. 
No, no lo voy a contar. Para muchos es el final necesario, para mí no. Es un final que me parece abrupto y no, no me gustó. 

No obstante, es una trilogía que invita a cuestionarnos quienes somos en la vida y qué nos mueve a vivirla como lo hacemos y a plantearnos que siempre podemos pensar y actuar, y si queremos cambiarla, en nosotros mismos tendremos los medios para hacerlo. 

Además, nos pone de manifiesto lo limitado del conocimiento que tenemos del de al lado, ya sean nuestros padres, nuestros hermanos, amigos… pese a convivir con ellos, ya sea años, meses, … hay una parte tan íntima en todos nosotros que es desconocida para el resto, hay tanta complejidad en el comportamiento que tenemos cada uno de nosotros… Porque, por qué somos quienes somos y como somos en este momento? Nos gusta ser así o somos así para protegernos o proteger a los que queremos? 

Y tú? Conocías esta trilogía? La has leído? 

Los Juegos del Hambre : pequeño gran flechazo  – Mis lecturas I 

Los Juegos del Hambre

Hay ocasiones que en esto de la maternidad te encuentras pensando o realizando actividades que años atrás te habrían puesto los pelos de punta. Pero hay otras en las que tampoco es que cueste demasiado meterse y vivir los planes familiares , y la verdad es que en la inmensa mayoría de ellas acabas disfrutando «como un enano» junto a tus peques.

En casa el abanico de edades va haciendo que (más…)

Navidad: tiempo de sueños y conciliación

Estamos en unas fechas en las que ilusiones y sueños están más presentes que nunca en muchos de nuestros hogares.

Es cierto que teniendo hijos pequeños es sencillo dejarse llevar por ellos, pese a los tiempos que corren a nivel laboral y económico a nuestro alrededor, en nuestras vidas… porque los sueños de los pequeños no entienden de crisis, hipotecas y demás historias que a los adultos nos pueden llegar a quitar otro tipo de sueño.

Para ellos desear algo de verdad, con el corazón, “porque aunque a veces se han portado algo mal, han sido muchas más veces buenos,” es suficiente para que pueda convertirse realidad. Bendita inocencia.

Y es en esos momentos en que miro sus ojos, en los que pienso en esos padres que no podrán dar a sus pequeños ninguno de esos presentes que desean… en lo duro que debe ser tener que cortar esa época de ilusión y sueños con la dura realidad a tan temprana edad. Porque debe ser tan descorazonadora esa situación como padre…

Y en todo esto, nos encontramos que esos sueños de juguetes y juegos de nuestros hijos se entremezclan con deseos de vacaciones a compartir, de noches largas de películas navideñas… y aquí estoy, siendo una mamá que no puede hacerles cumplir esos sueños, no materiales, que desean. Porque aunque las cosas se planifican de un modo, al final hay demasiadas obligaciones y cambios en el mundo de los mayores que no permiten que podamos disfrutar de sus días y sus sueños como a ellos les gustaría. Y la palabra CONCILIAR viene a mi cabeza. Y la palabra RESPONSABILIDAD también, junto con INJUSTICIA y NECESIDAD.

Y trato de pensar, y auto-convencerme, que lo importante es tener tiempo de calidad, que lo importante es tener la suerte de poder contar con unos abuelos que nos van a poder ayudar durante una de las dos semanas de vacaciones de las peques… y es que al final, no siempre se puede conciliar cuando el ambiente laboral que uno tiene no lo tiene como prioridad.

Pero como este post es de sueños, deseos e ilusiones, no quiero acabarlo sin hacer patente el mío: que conciliar sea un derecho realmente factible en mi vida en el próximo 2012 y si no, al menos, que yo siga teniéndolo como sueño y trabajando por alcanzarlo.

Felices sueños e ilusiones,

Feliz Navidad!

 

Primer domingo de otoño, tiempo de silencio

Amanecer un domingo a las nueve de la mañana sin el despertador, es para mí todo un lujo. Mirar hacia el horizonte y ver las cuatro torres despuntando en el llamado Skyline me parece todo un placer. La casa en silencio, o casi en silencio, porque se puede escuchar el sonido de las respiraciones desacompasadas del resto de los habitantes.

Apenas se ven coches a través de las ventanas. Pocas personas pasean por los parques y calles cercanos. Algún que otro perrillo con su dueño disfruta de la soledad del parque. Todo es tranquilo mientras el sol va haciéndose un hueco.

Hoy va a ser un domingo familiar. Con la excusa de celebrar un Santo un mes después debido a la imposibilidad de hacerlo antes por cruces de vacaciones, hoy hemos quedado para comer. Prepararé un arrocito porque no me atrevo a denominarlo paella. Y tomaremos de postre algo de fruta y si llegamos un poco de helado. Repaso mentalmente todos los ingredientes y sí, están listos.

Me gusta estar en silencio. Me gusta no pensar en todo lo que me agobia. Me gusta olvidar por un momento esas preocupaciones que últimamente parecen abarcar gran parte de mi vida.

Es fácil caer en la tentación de pensar en tantas cosas, pero también es sencillo imaginar en todo lo que podrás hacer el día que muchas de ellas las hayas superado o te hayan abandonado.

Es otoño, pero por la temperatura no lo parece, por los tonos que se ven desde aquí tampoco.

Voy a volver a la cama. Voy a acurrucarme y a esperar a que la casa vaya despertando. A que el barrio vaya amaneciendo. Y voy a disfrutar de poder pensar en silencio.

Feliz primer domingo de otoño.

Tiempo de nuevos propósitos

Estar tumbada en una gran cama a la vez que se teclean pensamientos y sentimientos con el mar al fondo, las palmeras moviéndose es todo un lujazo y muy grato cuando se procede de una ciudad sin playa, donde el asfalto abunda y es complicado teclear desde la cama con vistas a zonas verdes…

Aunque ahora que lo pienso, si pusiese mi cama sobre una gran plataforma de casi un metro y cambiase los tabiques de la casa para que me cupiese la cama en esa nueva posición, es posible que sí que pudiese ver las zonas verdes aunque lo del mar y las palmeras se complicaría… salvo si pusiese un bonito poster como el que tenía en mi habitación cuando era joven, aún más, y me encantaba soñar e imaginar ( aunque esto no sé si aún más que ahora)… pero en este último caso, no me haría falta la plataforma ni tirar tabique alguno.

Parece que todo es mejorable si nos lo proponemos y nuestro estado de ánimo es el correcto. Aunque claro, antes o después, hay que elegir. Y ser consecuente con los resultados de la elección. Esto último es primordial para tratar de estar y ser felices con nosotros mismos. Y como todos sabemos con los que nos rodean.

Siempre pienso que no depender del reloj, ya es en sí estar de vacaciones. A mis peques desde que empiezan las vacaciones escolares, les trato de hacer ver lo afortunadas que son porque tienen casi tres meses para hacer cosas distintas de los otros nueve meses. Porque aunque haya cosas que parecen las mismas, al final, el conjunto en el día, es muy diferente a un día escolar. Quiero que valoren cada día por sí mismo. El día escolar, el día de fin de semana, el festivo entre semana, el festivo de Navidad, el festivo de Semana Santa, el festivo vacacional de verano… No quiero que vivan pensando sólo en el fin de semana o en las vacaciones, porque eso ya lo hago yo y no me crea felicidad, es como descontar días, y eso no te hace disfrutar de cada uno de ellos.

Cuando puedes pararte a pensar, te das cuenta de que cada día, al terminar, te deja un montón de momentos únicos. Lo que pasa es que rápidamente los olvidamos. Sólo recordamos lo rutinario. Sólo evocamos lo súper buenísimo o lo súper malísimo. Pero en 24 horas son tantos momentos los que tenemos: buenos, malos, súper buenos, súper malos, … y todos ellos en el fondo únicos, diferentes, salvo que nosotros no lo queramos ver así.

Al estar aquí tumbada pienso en lo escasas que me suelen parecer las 24 horas de cada día.

Hay que hacer tantas cosas con 24 horas.

Queremos hacer tantas cosas en 24 horas.

Hay que dormir, hay que comer, hay que cuidarse, hay que cuidar a los peques, hay que cuidar a tu pareja, hay que cuidar a tus padres, hermanos, familiares, amigos, hay que trabajar, hay que limpiar, hay que comprar para alimentar, hay que… y claro todo esto hay que hacerlo de algún modo más o menos ordenado, es decir, hay que organizarlo y planificarlo… pero como no estamos solos ni controlamos todo, y somos simples humanos, no vale con organizar y planificar, sino que hay que reorganizar y replanificar cada vez que alguna de las cosas planificadas sufre alguna variación respecto a lo inicialmente planificado ( ya sea de duración, de inicio, de finalización, de resultados esperados, de personas que intervenían …)… De ahí que el buen propósito de planificar en mi caso no dure mucho pues pronto empiezo a ver los incumplimientos y el tiempo y esfuerzo que me supone actualizarlo y me frustre y lo deje…

No obstante, como septiembre empieza mañana, y es el momento de los buenos propósitos, yo voy a comenzar con dos muy sencillos y que no van por el momento sujetos a horarios definidos de inicio y finalización:

–          uno es tratar de ser una mujer H.A.P.P.Y. Os dejo el link sobre la definiciòn que hacen Cathy Greenberg y Barrett Avigdor http://www.emol.com/tendenciasymujer/Noticias/2011/08/29/21614/Fuera-culpa-guia-para-madres-trabajadoras-felices.aspx  

–          y otro es intentar asumir que las cosas pueden estar bien aunque se hagan de un modo distinto al mío ( en mi caso es muy importante porque si mi marido hace cosas pero luego voy “revisándolas” siguen colgando de mi cabeza, y eso quiero empezar a evitarlo y superarlo, creo que me vendrá muy bien, y además me gustaría este año darles nuevas responsabilidades a mis peques peques porque se me están haciendo peque grandes y esto me ayudaría mucho)

Voy a ver no obstante si en las próximas semanas, y tras iniciar el nuevo curso escolar, hacemos una buena planificación en familia para poderla ir revisando de modo periódico y poder organizar el tiempo de todos para tener tiempo de calidad como familia y como individuos.

Ahora, voy a volver a perder la mirada en esas palmeras, y voy a disfrutar de estos momentos de silencio y de pensamientos propios. Voy a tratar de acallar esos pensamientos sobre reuniones, uniformes, horarios,… que dentro de una semana tendré que vivir a estas mismas horas. Bendito mar. Bendito descansar.

Y tú, te has planteado ya cuáles van a ser tus buenos propósitos para este nuevo curso?

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