Son momentos ansiados por unos y repudiados por otros.
Yo debo decir que aún me gustan estas fechas de celebración y locura nivel máximo. Y es que mi balanza de alegría y positivismo es muy superior a la de nostalgia y dolor. Los recuerdos me sirven para tener presente que es este momento, es este lugar, es la celebración que ahora hagamos, la que alimentará mis recuerdos futuros…
Con esta premisa, tratar de disfrutar de cada momento y día es mucho más gratificante y permite apartar mas rápido esos fantasmas en forma de recuerdos tristes y dar paso a esos recuerdos mucho más fantásticos de tantos y tantos momentos vividos con alguna de la gente más maravillosa que estuvo en nuestras vidas y que siempre está y nos acompañará en nuestros corazones.
Trata de vivir esta Nochebuena y esta Navidad pensando en el recuerdo que quieres dejar de ellas en todos los que te rodean y te quieren.
Feliz Nochebuena y Maravillosa Navidad!
Y Nochebuena y Navidad han pasado…
Esos días esperados durante meses, esos momentos programados en las últimas semanas ya han volado…
No sé si os ocurre como a mí, pero yo es evocar estos días y trasladarme a otros momentos ( años) que me llenan de mil y una sensaciones, sabores, olores…
Es cierto que según han ido pasando los años, estos días han supuesto diferentes niveles emocionales en mí y ha habido años de sentir que eran fechas maravillosas y otros de sentir que sólo me servían para estar apartada de la persona que más quería.
Este año han sido (más…)
“Si todo el mundo cantara una canción, que hable de paz, que hable de amor…”
Puede parecer un comienzo un poco cursi para un post, pero no tanto si consideramos la época del año que acabamos de vivir: Navidad, Fin de Año, Reyes…
La Navidad, año tras año nos hace recordar tantos momentos de la niñez, unos más alegres y otros menos, aunque la verdad es que en la distancia, la mayoría de los que nos acompañan acaban siendo los del primer tipo.
El Fin de Año siempre nos hace replantearnos nuestras vidas personales, profesionales, familiares… es la época del año en que más nuevos propósitos nos hacemos… deberíamos de escribirlos, porque lo mismo se van repitiendo y eso debería ser objeto de análisis por nuestra parte, porque el tiempo pasa, y es una pena no alcanzar esos proyectos recurrentes.
Y Reyes, es un momento de consumismo, sí, pero también de tanta ilusión, de tantos pequeños sueños que esperan poder materializarse en esa mágica noche, en la que sobre todo si tienes la suerte de compartirla con niños pequeños puedes comprobar que soñar es un tesoro, un don precioso y único.
Este año las fiestas navideñas han sido algo extrañas en mi familia, y soy consciente que en muchas otras familias también. Enfermedades y trabajos no han permitido que saliesen estos días como se habían planeado. Pero es cierto, que en mi caso, pese a que diversas dolencias han ido haciendo que las cosas cambiasen de como se planearon inicialmente, el balance final ha sido positivo.
Porque no debemos olvidar que lo importante es poder sacar lo positivo de cada momento, porque cada momento cuenta, y cada momento
es lo que al final recordaremos.
Y sólo pensar en la cara de mis peques en el día de Nochebuena, la mañana de Navidad, la noche de Fin de Año o la víspera de Reyes, entre otros, es más que suficiente para darme cuenta de la suerte que he tenido y tengo, y es un buen “revulsivo” para afrontar el nuevo año con muchísima ilusión. Para que en esos momentos en que parece que no tienen sentido los madrugones del día a día, o las carreras desde antes del amanecer, o esas tardes de deberes que parecen no entenderse, y /o esas cenas que no parecen tener fin porque el día se quiere alargar sin más… para que en esas situaciones pensemos en volver a tener momentos como los de estas Fiestas, de modo que todo el día a día sea más peleable.
Feliz Año! Feliz Vuelta al cole!
Hoy amanecía en casa un día especial: un día festivo entre semana después de dos semanas intensas de vida social en mi familia.
Han sido dos semanas de celebraciones de cumpleaños de servidora, de la peque mayor, la boda de un amigo de toda la vida y una invitación a una fiesta de Halloween ( no sé aún por qué preparé a las niñas para ella… imagino que por su cara de ilusión) … y aunque siempre me ha encantado la vida social, y organizar y preparar cumpleaños y reuniones con familiares y amigos, debo reconocer, que este año he acabado un poco saturadilla.
El domingo por la noche tenía la sensación de no haber hecho otra cosa en las últimas semanas que ir a comprar, preparar actividades, recoger actividades, preparar comida, recoger comida, preparar la casa, recoger la casa… y es cierto que en mi situación actual tanto personal como profesional ha supuesto un cansancio extra del que necesito recuperarme.
Miro para atrás y pienso cuando en junio decía: “tranquila, para la última semana de septiembre todo habrá acabado” pero parece que no es así. Estamos en Noviembre y sigo con un nivel tal de trabajo que es difícil desconectar y por tanto descansar, aunque trato de recoger la mayoría de los días a las peques del cole y hacer los deberes con ellas.
Miro para delante y pienso que en apenas unas semanas cumpliré junto a mi Santo un sueño que llevábamos años deseando ( esto será motivo de otro post, espero).
Y con todo esto, ayer decidimos que hoy tendríamos un día tranquilo y relajado en casa, en familia. Ya sé que no todo el mundo entiende que quiera pasar un día festivo en casa. Pero para gusto los colores, y ante todo, respeto, ¿no?
Levantarse y desayunar sin prisas.
Ayudar a estudiar a la peque mayor para sus exámenes y su día a día. Ponerte a leer con la peque peque y su “p” de panadero y su “l” de lechero.
Ir recogiendo y limpiando sin agobios.
Pararme y sentarme a escuchar la entrevista de una compañera de “Conciliación Real Ya”, bueno, para mí, de la Jefa, ( MUAC! Guapa!) en la Radio y poder twittear durante unos minutos la misma, tranquilamente, sin reloj controlando…
Y después preparar tranquilamente una paella concentrándome en los ingredientes, los olores, y sentarnos a comerla en familia, y que mis chicos hayan dicho que ha quedado riquísima… No sé como transmitiros la ilusión que me ha hecho ver que un día que va tranquilo tiene frutos ricos, frutos que han surgido de poder hacer las cosas con amor y a fuego lento.
Y ahora, las peques juegan aquí alrededor con libros tridimensionales, con juegos de mesa, y ahora mismo a profesoras… a ratos me requieren y a ratos no…
Y yo no puedo evitar sentirme feliz y relajada, tratando de alargar el momento de estar los cuatro aquí tranquilos, juntos, pero cada uno con su propio “juego”.
Amanecer un domingo a las nueve de la mañana sin el despertador, es para mí todo un lujo. Mirar hacia el horizonte y ver las cuatro torres despuntando en el llamado Skyline me parece todo un placer. La casa en silencio, o casi en silencio, porque se puede escuchar el sonido de las respiraciones desacompasadas del resto de los habitantes.
Apenas se ven coches a través de las ventanas. Pocas personas pasean por los parques y calles cercanos. Algún que otro perrillo con su dueño disfruta de la soledad del parque. Todo es tranquilo mientras el sol va haciéndose un hueco.
Hoy va a ser un domingo familiar. Con la excusa de celebrar un Santo un mes después debido a la imposibilidad de hacerlo antes por cruces de vacaciones, hoy hemos quedado para comer. Prepararé un arrocito porque no me atrevo a denominarlo paella. Y tomaremos de postre algo de fruta y si llegamos un poco de helado. Repaso mentalmente todos los ingredientes y sí, están listos.
Me gusta estar en silencio. Me gusta no pensar en todo lo que me agobia. Me gusta olvidar por un momento esas preocupaciones que últimamente parecen abarcar gran parte de mi vida.
Es fácil caer en la tentación de pensar en tantas cosas, pero también es sencillo imaginar en todo lo que podrás hacer el día que muchas de ellas las hayas superado o te hayan abandonado.
Es otoño, pero por la temperatura no lo parece, por los tonos que se ven desde aquí tampoco.
Voy a volver a la cama. Voy a acurrucarme y a esperar a que la casa vaya despertando. A que el barrio vaya amaneciendo. Y voy a disfrutar de poder pensar en silencio.
Feliz primer domingo de otoño.