Sus pequeños ojos se clavaron en mis pupilas y no pude evitar sentir una punzada de angustia en mi interior: esas lágrimas luchando por no salir y esa sensación de abandono por mi parte … Lágrimas producidas por la incapacidad que tenía para decir no a este sistema estúpido en el que como sociedad estamos organizados.
Bajé la mirada. La volví a subir. Sus pequeños ojos continuaban fijos mirándome. Me agaché, la abracé de nuevo y le di el beso más intenso que pude para que la acompañase en cada momento de separación que tendríamos que soportar a lo largo de ese primer día.
«Buen día mi amor pequeño» dije, a la vez que las lágrimas empezaban a fluir a través de mis pestañas.
La pequeña despertó con una sonrisa. Acababa de tener un sueño precioso. Bajó de la cama y se puso a buscar entre sus juguetes el pequeño tocador de muñecas que tenía ese espejo en el medio rodeado de pequeños stickers brillantes que parecían diamantes. Al fin lo encontró, lo volvió a mirar para asegurarse que era ese, y salió corriendo en busca de su mamá.
– ¡Mamá ! ¡Mamá! ¡Mira lo que tengo!
La pequeña frotó el espejo para dejarlo muy limpio y brillante y se lo enseñó a su madre que sonrió.
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Las pequeñas corren descalzas por la orilla del mar y la playa.
Sus pequeños pies chapotean y juegan con las olas que se acercan a descansar a la arena.
Sus sonrisas, sus ojos, el agitar de sus pequeños brazos, … todo ello muestra libertad y seguridad. Juego y felicidad.
Mirarlas y sentir que todo tiene un sentido, un por qué que no siempre se aprecia a primera vista.
Cogidas de la mano sonríen. Se acercan, se alejan, se acercan, se alejan…
«Mamá, mira, no nos pillan»
No puedo dejar de mirarles y sentirme feliz.
Esa imagen la quiero conservar en mi retina… Y esa…y esta otra…
(Reflexiones a la luz de la luna de una mami numerosa)
Se levantó de la cama, y una vez más se miró en el espejo.
Allí seguía.
Ese maldito grano.
Mamá y papá no dejaban de decirle que era minúsculo pero ella lo veía y sentía tan enorme… Ni corrector, ni maquillaje, ni… ¡nada podría tapar aquello! ¡ lástima que no se tratase de un baile de máscaras para ocultar aquél horroroso ente!
De pronto recordó años atrás, aquel verano en la casa de la abuela. El baúl lleno de libros sobre sortilegios, maleficios y trucos mil del desván…
«- Quita, quita, pequeña, eso son tonterías de cuando era pequeña;no sirven para nada más que recordarme que alguna vez fui joven y tuve sueños.»
Sonrió. Corrió a su mesilla. Y sacó el sobre con la última carta que la abuela le escribió a modo de despedida,y fue al último párrafo.
«Nunca olvides que el secreto de la belleza está en tu autoestima»
Secreto de belleza
Me sonríes al entrar,
contenta porque para ti es un día especial.
Cantas, silbas, bailas sin parar,
es tu modo de demostrar que sientes felicidad.
Te giras un momento y me vuelves a mirar,
corres a mis brazos y me dices » mamá».
Sientes que mi regazo te vuelve a estrechar,
tras esas poderosas palabras que me hacen soñar.
Mamá