La maternidad trajo para mí una nueva forma de ver la vida. Es algo que quienes me conocen lo saben.
Nunca fui especialmente niñera, con independencia de que ver un bebé siempre me hiciese aflorar preciosos sentimientos, es cierto que nunca he tenido el deseo loco de ponerme a jugar con mis primos pequeños en el parque o con los hermanos pequeños de mis amigos. Es más recuerdo que cuando conocí a mi sobrina pequeña, que apenas tenía dos años, pensaba que menos mal que, quien por entonces mi novio, era divertido y jugaba con ella porque vamos, conmigo la niña se habría aburrido y es más, yo me habría aburrido con ella. (Pero tranquilos, que a día de hoy tengo una relación preciosa con ella, y que me ayuda a plantearme posiciones y reacciones como madre)
Bueno tras esta confesión que deja muy claro en qué grupo de mi vida estás, o mejor dicho el momento en que entraste en ella, pre o post maternal , he de decir, que la maternidad me ablandó, endulzó y enterneció. Pero también me vulnerabilizó.
Desde el momento en que supe que iba a ser madre, hasta el día de hoy, después de trece años y algunos meses, es impresionante lo mucho que sus dolores, sus alegrías, sus llantos, sus sonrisas, sus miedos, sus ilusiones y sus preocupaciones empezaron a ser parte de mí.
Y aunque todo lo que les hace sentirse felices y risueñas es una gozada vivirlo desde esta parcela de madre, todo lo que está en el lado «oscuro», me hace sentir lo contrario, y en ocasiones me preocupa no saber gestionarlo.
Soy consciente de que tendrán sus primeros desengaños con sus supuestas amigas, con sus medias naranjas o lo que crean que son sus parejas de por vida, con ese trabajo o proyecto al que le echarán muchas horas, por el que sacrificarán su tiempo y el de otros y que no tendrá el exitoso resultado que esperaba…
Y tras estas experiencias pensarán que nunca tendrán una amiga de verdad, una relación estable y sana, y/o un trabajo que las llene …
Pero espero que con el tiempo, que será más o menos según cada una de ellas y la etapa vital que estén, saldrán adelante, y encontrarán esa amistad que ya pensaban que no existía, a esa media naranja sin exprimir y/o ese trabajo que las llenará y hará sentir felices y plenas… La cuestión es, podré ser capaz de saber , o intuir, que están pasando por eso y mantenerme al margen si ellas no me piden lo contrario?
Maternidad….
Días intensos.
Noches de infarto.
Semanas de actividad.
Meses de frenesí.
Años de ilusión.
Mirar hacia atrás y empezar a darte cuenta de TODO lo que has vivido y parece que empiezas a olvidar. ¿ De verdad han pasado ya más de trece años desde aquel momento de alegría en que fuimos conscientes de nuestra incorporación al mundo de la maternidad?
Sí, han pasado. Hemos vivido nervios y medios en el embarazo, en la etapa de bebe, en la etapa preescolar, en la infantil…
Pero el camino sigue, y esto sólo ha sido el principio, así es que los seguimos viviendo y viviremos me temo aún en los próximos trece… ¡ Desde luego que intenso viaje este de la maternidad!
Empezaré diciendo que yo también estuve allí, aunque sea una de esas bloggeras en la sombra , y en esta ocasión incluso en el silencio, ya que tuve la mala suerte de caer afónica unos días antes y apenas podía hablar el pasado sábado.
No he querido leer las crónicas de mis compañeros. Es un ejercicio que prefiero hacer a posteriori. Así puedo en unas pocas líneas ser libre de transmitir lo que supuso para mí y lo que viví. Suele ser mi forma de bloggear, para bien o para mal. ( bueno como me he demorado tanto al final he leído el Post de mi Santo!)
Comenzaré diciendo que me cuesta escribir sobre los encuentros blogueros. (más…)
Es una gozada vivir la Navidad cuando la salud, el dinero y el amor están a tu lado, y la verdad es que no están en el orden que son porque según cada uno de nosotros el peso de una prevalecerá sobre las otras.
Pararse a valorar estas tres cosas en estos días creo que es obligatorio.
En plena post campaña política.
Con un país, bueno, mejor dicho, el mundo, convulsionado por la ola de maldad que hay en nuestras vidas ahora mismo.
Con una temperatura poco navideña.
Con las imágenes y sonidos duros, crueles y tristes que nos llegan desde la pantalla o las emisoras de radio.
Con todo lo anterior y todo lo que cada uno llevamos dentro. Paremos unos segundos.
Pero un parar de verdad.
Un cerrar los ojos y tratar de visualizar y valorar la salud de los que nos rodean y queremos. Acto seguido visualicemos a aquellos otros que también están en nuestro día a día, a los que también queremos y a los que la salud no les va nada bien aunque luchen cada día porque no les borre la sonrisa y les permita seguir deseando que salga el sol. Por último , un recuerdo para todos aquellos que pasarán estas fechas en hospitales y por todos los que les acompañarán. Volvamos a recordar a los sanos que están a nuestro alrededor y sentir gratitud por ello.
Respiremos. No siempre es sencillo pensar en la salud, «personalificarla» y seguir el día sin más.
Ahora cerremos los ojos. Vamos a tratar de valorar el dinero y relativizarlo. Y pensemos en qué gastaríamos un euro. Cuándo lo hayas visualizado pasa a ver qué harías con cinco euros. Ya lo tienes? Ahora pasa a pensar en diez euros. Y cuando lo tengas pasa a imaginar en qué gastarías cincuenta euros. Y ya que estamos, cien euros en qué los emplearías. Y por último, has visto y tocado alguna vez un billete de quinientos euros? Respira profundo y piensa en qué harías con él. Cuando ya lo hayas pensado, vuelve a repasar en lo que habrías gastado cada cantidad.
Y ya , para terminar, está en esas seis cosas lo que de verdad deseas tener en estas fechas? Si es así, enhorabuena. Escribe la carta a los RRMM y cruza los dedos. Si no está, piensa el motivo de ello. Es un buen ejercicio.
Y por último vamos a pensar en el AMOR. Pero en un sentido muy amplio. Según la etapa existencial se materializará en los padres, hermanos, abuelos, pareja, amigos… El amor es el motor de todo en mi opinión. Cuando uno ama y se siente amado saca fuerzas para afrontar una enfermedad, para intentar conseguir dinero. Cierra los ojos y trata de repasar la gente a la que amas, que quieres. Esa que tienes en mente a pesar de «peros» y «diretes». Piensa en si alguno de ellos ha salido de tu lado pero desearías que volviese a entrar… Es un buen momento para reacercarnos, verdad?
Espero que todos tengamos unos momentos para nosotros en estas fechas y saquemos un momento para la reflexión para poder parar, valorar y disfrutar estas fiestas cómo se merecen.
Y sin más Feliz Navidad!
Volvemos a la rutina!!! … Aunque la verdad es que en ocasiones tengo la sensación de nunca haberme ido de ella.
Podría decirse que vivo en una continua rutina desde hace un montón de años. Soy incapaz de recordar desde cuando. Quizás desde que terminé la facultad y empecé a trabajar o quizás incluso desde la facultad? No lo sé.
No consigo recordar desde cuando tengo la sensación de siempre tener cosas pendientes. De no llegar a todo lo que considero que debería llegar.
Ahora es cierto que tener una familia, un trabajo fuera de casa no facilita mucho las cosas, pero hubo una vez que pese a no tener esa familia dependiente, porque gracias a Dios siempre he tenido una familia, tampoco conseguía llegar a todo, puede ser porque también me metía, bueno y meto, en muchas cosas.
Y la cuestión es , por qué siempre tengo esa sensación de no llegar, de vivir una contrarreloj constante? Por qué se me quedan tan cortas las horas, los días, las semanas, los meses….?
Estoy segura de que no soy la única. Que hay muchas más personas que se encuentran las cerca de 18-19 horas que están despiertas pensando en cómo hacer las cosas que tienen que hacer arañando el más mínimo minuto al día. En ocasiones me doy cuenta de que es una locura. Porque sí, soy de las que están en el metro y ya están pensando el orden de las cosas que haré cuando salga de él, vamos que hasta la colocación en un vagón u otro e incluso sentarme o no por ganar unos segundos lo valoro.
Y aquí vamos a lo que me preocupa últimamente un montón: lo que estoy transmitiendo a mis hijas. Porque aunque hago hincapié en que en su día disfruten cada momento, y que hay horas para hacer un montón de cosas, desde estudiar hasta jugar, leer, cantar, aburrirse… Es cierto que eso no es lo que hago yo. Y hay veces que me descubro quejándome de no tener un segundo para parar a comer, descansar, leer o no hacer nada, al hablar con amigas o con mi Santo… Y no está bien, no está bien porque yo no querría ser una mayor como yo… Sin tiempo… Siempre a la carrera trabajando, comprando, recogiendo a las niñas, ayudándoles con sus deberes, acercándoles a sus actividades, cumpleaños de compañeros , primos… Y siempre con la sensación de que dejo muchas cosas por hacer por el camino, ya sean llamadas a mi familia y amigos, visitas de las que me acabaré arrepintiendo de no haber hecho por no hablar de esas fotos de mis hijas aún sin recopilar e imprimir o esos regalos comprados que nunca llegué a mandar o entregar porque se quedaron aparcados y meses después me da hasta vergüenza mandar… Qué levante la mano quien tenga los Christmas de años atrás preparados y pendientes de mandar !!!
Imagino que ser consciente del «problema» ya es un gran paso. Pero me falta el más importante, el de pararme, recolocar todo, pero todo TODO, y llevarlo a la práctica.
Así es que si tenéis alguna idea de cómo se hace eso de dejar de necesitar hacer un montón de cosas así de la noche a la mañana os agradecería que lo compartierais conmigo.