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Madre – A tu ritmo

Apenas ha pasado poco más de un mes y no dejo de darle vueltas a la siguiente afirmación “ Tú eres la que vas a tu ritmo”.

Leída así, sin más contexto, puede parecer que soy una pasota de la vida, que hago las cosas cuando quiero, a mi aire, sin tener en cuenta las pautas de esta sociedad, de mi familia, del trabajo…  Vamos,  que sea el contexto que sea,  parece una actitud negativa por mi parte.

Sin embargo, en el contexto que tuvo lugar, me dio por echarme a reír junto con mi marido, en el momento en que el ser que las había pronunciado se marchó.

Bueno, os sitúo.

Hace apenas un mes, tuve a mi tercera hija en la misma maternidad que a las dos anteriores, aunque he de decir que desde que naciesen la primera y la segunda, hasta ahora, las cosas han cambiado bastante allí. Ahora siguen el protocolo al nacer de piel con piel y, a diferencia de las otras veces, según salió al exterior mi princesa me la pusieron encima y allí estuvo salvo apenas unos minutos… Recuerdo salir del paritorio con ella cogidita en brazos, bajo la sabána, conmigo… bueno, esto sería tema de otro post.

La verdad es que las matronas de la preparación al parto y la que me atendió el mismom, eran muy prolactancia materna y como yo iba concienciada como en los otros dos a darle el pecho, pues todo perfecto, todo iba a ser más sencillo y relajado que la primera vez… pero me equivocaba, menos mal que como he dicho es la tercera.

A diferencia de con la primera, que era cada tres horas la pauta, aunque debo confesar que he llegado a la conclusión que al final siempre lo he hecho a demanda, con ésta tenía claro que adiós relojes, y como las matronas habían también comentado que esto era lo más indicado para la peque nada más nacer, pues ahí estaba yo cada vez que la peque pedía, con el pecho a su servicio…

Pero claro, no caí yo, con que una cosa es lo que piensa e indica la matrona, la pediatra, y otra la que dan por hecho y tratan de imponer las enfermeras y auxiliares de turno, porque no todas son prolactancia, y de las que lo son , no todas lo son de a demanda… y entre las que son de la escuela de las tres horas, y las que no lo son,… pues bueno, a estos grupos desde luego no les gusta que nadie venga a trastocar sus horarios de baños, de mediciones, de tomas de temperatura, de curas , de recogidas de bandeja, etc…

Todo empezó, porque la primera mañana preguntaron por la frecuencia de heces y micciones de la peque. Pues bien, en cada toma, contesté. Después vinieron a lavarme y yo estaba con la peque al pecho: “ pero bueno, esta niña estaba cuando te miré la temperatura y otra vez la tienes, no ha pasado ni una hora, tú  verás acabarás por hacerte grietas, es cada tres horas, no te acuerdas?”… y bueno, así , comentarios varios, tanto por enfermeras como por auxilires…  Pero por la tarde-noche  ya fue la gota que colmó el vaso: “ ¿ ha hecho la niña deposiciones y miccionado a las tres, a las seis, a las nueve?”  a lo que mirándole con cara de qué me estás contando, contesté: “ Pues a esas horas no sé, pero cada vez que la he cambiado tras el pecho sí”, y ella replicó “ Ah! Ya! Que tú eres la que vas a tu ritmo” .

En aquel momento me reí. Y aún ahora al recordarlo me sonrío. Pero pienso en lo mal que lo pasé de primeriza con tantos comentarios tan cruzados, con tantas dudas, tan perdida como me encontraba, y lo siento por el resto de primerizas que lo pasarán tan mal como lo pasé yo.

Esta vez sabía que la leche me tardaría en subir. Sabía que un bebé se cansa de mamar y se duerme y al ratito se despierta aunque no hayan pasado tres horas, y vuelve a mamar, a cansarse y dormirse… al menos mis tres bebés han sido así. Sé que en mi caso un biberón de refuerzo, después de ponerla al pecho, dentro de las primeras cuarenta y ocho horas no echa por tierra la lactancia materna…

Pero claro, todo esto lo sé porque YO VOY A MI RITMO!

Y también sé que es fácil opinar sin pararse a cuestionar el efecto que eso puede tener en el de enfrente. Y en el caso de las madres y padres primerizos, tiene un efecto devastador. Porque por muchas ilusiones que se tengan puestas en el bebé que llega a este mundo, de pronto entran dudas, miedos, temores, inseguridades… al tener ese pequeño a tu cuidado ya para siempre; y cuando ves que el personal con el que compartes las primeras horas de vida de tu hijo tiene actitudes y opiniones dispares, eso hace que aumenten aquellas. Imagino que esto es herencia de las distintas corrientes en neonatología que han existido en los últimos años, y que en breve, todo el personal sanitario tenderá a la misma filosofía y se unificarán criterios dentro de los hospitales y clínicas.

Lo espero por el bien de todos aquellos “primerizos” que seguirán siempre existiendo.

De graduaciones infantiles y festivales de fin de curso

Un año escolar más está a punto de tocar a su fin.

En unas horas mis peques comienzan sus vacaciones, y este año serán especiales, pues mamá podrá estar los dos meses largos con ellas. Pero esto será tema de otro post.

Atrás van  a quedar madrugones, horas de estudio, de lectura, de juegos, de manualidades, de cumpleaños de compañeros, nervios de exámenes… Y como no, atrás quedarán las horas dedicadas a los festivales de fin de curso y en este caso y año al festival de graduación.

Los festivales de fin de curso, año tras año, siguen emocionándome. La preparación de la vestimenta, en la que la abuela siempre echa una mano en cuanto hay aguja por medio, es un clásico. Pero lo que más me gusta es que estamos cerca de un mes con sus canciones y coreografías a todas horas… Y me gusta verles feliz ensayando en casa, tratando de aprendérselas y de hacerlas cada vez mejor. Y pese a que de sorpresa tienen en mi caso muy poco, me sigo sorprendiendo al verlas en el escenario repetir con sus compañeros lo que ellas solas hacían en casa.

La graduación de infantil, es aún mucho más especial que el festival, no por la  vestimenta con  su birrete incluído,  sino por lo que implica, lo que significa. Es el paso a primaria. Pasan de ser los mayores del Cole de infantil a ser los peques del Cole de primaria. Pero ellos están tan contentos e ilusionados… Que nosotros debemos mostrarnos así también, no? Pero a mí me cuesta, pues estoy tan nerviosa por todo lo que ya hemos pasado en un tiempo que me parece tan breve, que necesito tomar aire para seguir…

La graduación ha tenido como un pequeño ritual, ya vivido hace tres años con la mayor, pero lo que ha sido único ha sido la canción de este año, que habíamos oído cientos de veces ya a la peque, y que ella desde el primer dia había dicho que era muy triste… Ha sido una canción muy bien elegida, pero que ha hecho brotar alguna que otra lagrimilla porque al oírla me daba cuenta de que mi peque mediana se está haciendo también mayor.

Pero lo que es absolutamente común tanto a los festivales como lasas graduaciones, son los nervios de los críos antes y durante, y de los padres. Cuando ves a tu hijo con toda la ilusión, sólo piensas que no tenga que pasar un mal rato por un tropiezo, por un lapsus mental… Y así, cuando ves que todo sale bien una gran sonrisa ilumina tu cara y tu estómago se permite descansar. Y sólo deseas cruzar tu mirada con la suya para transmitirle con tus ojos que lo ha hecho fenomenal.

Madre ( de nuevo)

La maternidad es un regalo para mí.

La maternidad es uno de los dones que he tenido la suerte de poseer y disfrutar, aunque como en casi todo lo que tenemos en esta vida tiene algunas partes duras que son necesarias para valorar aún más todas las positivas.
En estos días que estoy volviendo a revivir un nacimiento, un bebé 100% dependiente, noto que aunque es una etapa ya vivida es única al depender del vínculo materno filial que se crea entre la mamá y cada pequeño. Son todos tan diferentes aunque no haya quien te haga notar que es igual que la pequeña por este detalle físico o que la mayor por aquel otro…
Y al igual que noto que es única la relación , noto que se vuelven a repetir miedos, angustias, inseguridades... Es como si hubiese algo en mi interior que no me  permite relajarme y me hace estar en tensión , a la expectativa… Porque no me acuerdo bien de ciertas cosas de las otras veces, y me entran dudas sobre si eso lo viví o me lo han contado o incluso por si lo he leído…
Y  esto, ¿Por qué me pasa?
¶ Quiero pensar que porque es algo tan valioso lo que poseo que no quiero que vaya nada mal por mi culpa, por hacer esto o dejar de hacer aquello.
¶ Porque sé que he sido tan afortunada pudiendo traer este bebé al mundo que me da miedo que se estropee.
¶ Porque sé que ahora mi vida depende de una vida más, y no quiero que este pequeño gran sueño se pueda estropear.

Y AdeMÁS Embarazada

Hay ciertas etapas en la vida de una persona que van acompañadas de un título extra, aunque es cierto que ese título poco a poco acaba desbancando a tu propio nombre y ser, y dependiendo del círculo en que te muevas, hay veces que hasta te “chirria” escuchar tu nombre.

Me explico:

–          Fulanita la hija de Menganito pasas a ser La HIJA DE Menganito;

–          Fulanita la hermana de Juanita pasas a ser La HERMANA DE Juanita;

–          Fulanita la mujer de Pepito pasas a ser La MUJER DE Pepito

–          Fulanita la mamá de Peque Mayor pasas a ser La MAMÁ DE Peque Mayor

–          Fulanita la mamá de Peque Menor pasas a ser La MAMÁ De Peque Menor

–          Etc.

Pero hay otros estados de tu vida, en que simplemente eres tú, porque aparte de poder estar en cualquiera de las etapas anteriores, estás, tachán, ¡EMBARAZADA!

Seguro que muchos pensarán que a qué viene un post sobre el estar embarazada. No es un post médico, ni mucho menos, ¡no osaría yo! Sólo quería dejar unos breves comentarios, sobre cómo me he sentido y siento en estos embarazos que me ha tocado vivir en el día, ¡aunque si me descuido, llego tarde, y me quedo sin contarlo!

–          Ese bulto es una tripa de embarazada sí: es impresionante cómo la gente se queda mirando la tripa en unas escaleras mecánicas ya sea del súper, del metro o del aeropuerto… Señores míos, puede ser por admiración o cariño hacia la figura maternal, pero hay otras que son entre lástima e impresión, y éstas últimas no me gustan nada. No es que vaya en plan ostentoso mostrando la tripa a diestro y siniestro, pero tampoco creo que la tenga por qué esconder. ¡Me encanta que se me note!

–          Ese bulto puede explotar, cuanto menos contacto visual mejor: esta mirada en metro, autobuses, consulta del médico (no del ginecólogo, claro está)… se repite una y otra vez. Y la verdad es que me molesta bastante, aunque el grado de cabreo debo confesar que depende mucho de si son las siete y media de la mañana y mi cuerpo recién duchado está fresco para soportar el peso de mis x semanas de embarazo, que si son las cuatro y media  de la tarde y vuelvo tras ocho horas de trabajo con la pierna arrastrando y agotada, así como si veo sentados a ancianos  o veo quinceañeros hasta treintañeros que pasan olímpicamente…

Muchos pensarán que si quiero sentarme pida el sitio pero la verdad es que como por ahora la experiencia de pedirlo no ha sido muy positiva, debe ser que vivo en una ciudad algo egoísta, pues la verdad es que no voy a volver a pasar esa vergüenza salvo que vea que me voy a caer redonda, y si me lo ofrecen bien, y si no pues bien agarradita para no caerme… que aunque de 36 semanas aún puedo mantener mi equilibrio muy dignamente.

–          Ese bulto resta espacio, vamos a adelantar: por no hablar de esos codazos por meterse en el autobús o ascensor de sitios públicos. Debería de ponerme un cartel de por favor, adelanten, si prefiero ir sola que mal acompañada, además así evito virus y toses… que no estoy para cogerlos en este “estado”.

–          Ese bulto no tiene por qué dar prioridad en el súper o sí: aquí, aunque cuando veo embarazadas las trato de recordar las cajas prioritarias, cuando me toca a mí y voy con el Santo lo cierto es que trato de no ir a ellas, porque llegar, ver a la gente y que te miren como “ya viene ésta a molestar con la panza”, pues como que no me apetece. ¿Tanto cuesta una sonrisa sincera? A mí no me molesta si me pongo en una caja especial para embarazadas, discapacitados, etc dejarles pasar puesto que sé que tienen preferencia, no lo entiendo.

–          Ese bulto mermará su capacidad para pensar y gestionar ¿no?: pues lo cierto señores y señoras mías es que no. La naturaleza es sabia, y podemos estar embarazadas, tener hijos, padres, madres, maridos, amigos, jefes, compañeros,… etc. Y no por ello descuidar y olvidar estos últimos por lo primero.

Podemos estar algo más cansadas en algún momento, o algo más activas en otros, pero lo cierto es que no he notado tener una caída neuronal que afecte a mi raciocinio en momento alguno durante mis gestaciones pasadas y presente, pero ya dije que no era un post médico, y esta afirmación no está científicamente contrastada.

Lo que sí que es cierto es que nuestras hormonas están en plena ebullición y que tenemos un ser dentro de nosotros que necesita que en un día de 24 horas hagamos algún que otro parón para retomar el ritmo, los sprints de me levanto a las seis y media de la mañana y no descanso hasta las doce y media de la madrugada, pues como que no, que no son sanos cuando no estamos embarazadas, pues pensemos cuanto menos lo serán cuando una pequeña vida está en nuestro interior.

Pero podemos seguir gestionando nuestras familias, nuestras casas, nuestros empleos, nuestras amistades… aunque es cierto que lo mismo necesitaremos una pequeña colaboración por parte de todos los que nos rodean para poder compatibilizar horarios, momentos, actividades, pero por y para eso vivimos en sociedad y somos seres sociales, ¿no?

–          Ese bulto por tercera vez no habrá sido buscado, estás loca y no sabes lo que haces: esta frase, u otras parecidas, pero con el mismo tonito, la he escuchado un montón. No sé decir el número exacto de veces, pero creo que me harían falta varias manos para poder contarlas. No creo que deba justificar ante nadie si tengo o no tengo hijos. Aunque es cierto que ha habido veces que me ha dolido esa falta de respeto hacia una ilusión, un proyecto de vida propio.

Yo no comparto, quizás, la ilusión por un viaje a las Fidji (¡¡¡y ojo que es una comparación muy superficial un hijo con un viaje!!!) pero si alguien viene y me dice que le hacía ilusión y que ha podido permitirse irse a las Fidji me alegraría por él y no le diría: cuidado con el jetlag porque perderás días por no poder dormir hasta que acoples horarios con tu viaje, cuidado con lo que comes porque claro ya que estás allí aprovecha pero si tomas algo que no te siente bien el viaje se va a resentir, cuidado que te vas a perder la fiesta de pin-pan porque es mientras tienes el viaje… etc. ( podéis intentar sustituir viaje por hijo y es parecido a las gracietas que me han ido haciendo estos meses).

 

Y bueno, aunque me faltan algunas cosillas más, creo que las puestas son suficientes para manifestar, y dentro de un tiempo recordar,  cosas que no me gustaron vivir cuando estuve embarazada y espero no hacer vivir a otras embarazadas cuando esta etapa mía toque a su fin.

Reflexiones sobre el » Y Más «

Madespymas = Madre Esposa y Más …

Parece que no hace falta explicar en estos momentos las dos primeras palabras, pero y el “Más”.

En ese “Más” he querido incluir el Hija, Amiga, Hermana, Sobrina, Prima, Nieta, Tía, Nuera, Cuñada, Vecina, Compañera, Trabajadora, Cocinera, Repostera, Costurera, Lectora, …, y valga la redundancia, muchas más…

Y es curioso, pero llevo una temporada, que unas pocas acepciones me están llevando de cabeza. Por no decir dos.

Parece un sin sentido que seamos las personas que somos gracias a un montón de facetas que componen nuestras personalidades y que de pronto muchas dejemos de valorarlas para centrarnos en otras en que empezamos a no sentirnos cómodas.

Cuando miras  alrededor y ves gente que tiene malas experiencias a cualquier nivel, piensas en un montón de cosas positivas que se pueden sacar de ellas. Siempre he pensado que cuando se cierra una puerta se abre después otra mucho mejor. Debe de ser porque esas puertas las he abierto y cerrado más o menos a mi antojo. Controlando yo la situación. O al menos, eso yo creía.

Ahora mismo tengo la sensación de que un montón de puertas se abren y entornan a mi alrededor pero no consigo darme cuenta si se van a cerrar para bien o para mal. Una conciencia pesimista me dice que cuidado. La conciencia optimista me dice que lo que tenga que ser será y ya se verá. Que viva el momento según me dicte mi conciencia cada día.

Y mientras me planteo que hay opciones. Pero esas opciones me harían renunciar a una baja maternal completa de 16 semanas seguidas. Me harían tener la sensación de estar renunciando a unos derechos que ha costado conseguir muchos años. Y lo peor de todo, me harían sentir que estoy fallándome a mí misma, a mis valores, ¿o no?¿ O esto es lo  hago por puro egoísmo por no querer compartir ese tiempo con el padre?

Y encima con un mercado laboral como el actual, que el descolgarse puede significar no poder entrar en un medio o largo plazo…

Se me vienen a la cabeza palabras como lactancia, conciliación, maternidad, paternidad, responsabilidad laboral, racionalización de horarios, impotencia, rabia, proyecto de vida… y me doy cuenta una vez más que hay muchas trabas para poder disfrutar de la maternidad si quieres tener trayectoria profesional en muchas de las empresas que componen nuestra sociedad.

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