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No … Si no estás preparado

No mires mis ojos si no estás preparado para ver el olvido que los ha inundado,

no cojas mis manos si no estás preparado para soportar mi llanto,

no busques mi boca si no estás preparado para oír mi congoja,

no toques mi pelo si no estás preparado para notarlo a cero,

no pronuncies mi nombre si no estás preparado para olvidarl0,

no me llores si no estás preparado para dejarme marchar.

NOTA: Por ese día que no te lo podré decir, por todos aquellos que hoy ya no lo pueden decir y alguna vez lo pensaron.

Momentos I

Hay momentos en que parece que tu vida es casi perfecta, y otros en que nos parece el más absoluto de los caos…

Hoy dejo unas pequeñas reflexiones para considerar:

  • No tienes una casa grande y preciosa, pero tienes un hogar  acogedor y agradable.
  • No tienes un trabajo por el que pierdas la cabeza, pero tienes un empleo (casi) estable y no monótono.
  • No mides  1,80 metros ni tienes una impresionante melena ni el perfil de esa estrella de cine, pero mides lo exacto para ir al lado de tu pareja con tacones perfecta, tu cabello tras una sesión de peluquería da el pego, y tu perfil los días de estima alta está para llevarse piropos por todos lados, sobre todo por ti misma desde el espejo.
  • No tienes unos hijos perfectos que obedecen a la primera  y dejan siempre sus cosas ordenadas y con que les mires hacen lo que te gustaría que hiciesen, pero tienes unos peques que con su sonrisa hacen que tus preocupaciones se queden en un segundo plano y con un beso suyo sientes que tocas el cielo.
  • No tienes una pareja que siempre desee hacer lo que quieres hacer tú y que esté descansada cuando tú quieres hacer un millón de cosas, pero tienes una pareja que se esfuerza porque tu proyecto de vida sea vuestro proyecto de vida y que tus pequeños sueños sean sus grandes prioridades.
  • No tienes seguro el tiempo que estarás por aquí pero tienes claro que no quieres perder ni un momento siendo infeliz y lo pasas mal cuando ves que es así.

Madre – A tu ritmo

Apenas ha pasado poco más de un mes y no dejo de darle vueltas a la siguiente afirmación “ Tú eres la que vas a tu ritmo”.

Leída así, sin más contexto, puede parecer que soy una pasota de la vida, que hago las cosas cuando quiero, a mi aire, sin tener en cuenta las pautas de esta sociedad, de mi familia, del trabajo…  Vamos,  que sea el contexto que sea,  parece una actitud negativa por mi parte.

Sin embargo, en el contexto que tuvo lugar, me dio por echarme a reír junto con mi marido, en el momento en que el ser que las había pronunciado se marchó.

Bueno, os sitúo.

Hace apenas un mes, tuve a mi tercera hija en la misma maternidad que a las dos anteriores, aunque he de decir que desde que naciesen la primera y la segunda, hasta ahora, las cosas han cambiado bastante allí. Ahora siguen el protocolo al nacer de piel con piel y, a diferencia de las otras veces, según salió al exterior mi princesa me la pusieron encima y allí estuvo salvo apenas unos minutos… Recuerdo salir del paritorio con ella cogidita en brazos, bajo la sabána, conmigo… bueno, esto sería tema de otro post.

La verdad es que las matronas de la preparación al parto y la que me atendió el mismom, eran muy prolactancia materna y como yo iba concienciada como en los otros dos a darle el pecho, pues todo perfecto, todo iba a ser más sencillo y relajado que la primera vez… pero me equivocaba, menos mal que como he dicho es la tercera.

A diferencia de con la primera, que era cada tres horas la pauta, aunque debo confesar que he llegado a la conclusión que al final siempre lo he hecho a demanda, con ésta tenía claro que adiós relojes, y como las matronas habían también comentado que esto era lo más indicado para la peque nada más nacer, pues ahí estaba yo cada vez que la peque pedía, con el pecho a su servicio…

Pero claro, no caí yo, con que una cosa es lo que piensa e indica la matrona, la pediatra, y otra la que dan por hecho y tratan de imponer las enfermeras y auxiliares de turno, porque no todas son prolactancia, y de las que lo son , no todas lo son de a demanda… y entre las que son de la escuela de las tres horas, y las que no lo son,… pues bueno, a estos grupos desde luego no les gusta que nadie venga a trastocar sus horarios de baños, de mediciones, de tomas de temperatura, de curas , de recogidas de bandeja, etc…

Todo empezó, porque la primera mañana preguntaron por la frecuencia de heces y micciones de la peque. Pues bien, en cada toma, contesté. Después vinieron a lavarme y yo estaba con la peque al pecho: “ pero bueno, esta niña estaba cuando te miré la temperatura y otra vez la tienes, no ha pasado ni una hora, tú  verás acabarás por hacerte grietas, es cada tres horas, no te acuerdas?”… y bueno, así , comentarios varios, tanto por enfermeras como por auxilires…  Pero por la tarde-noche  ya fue la gota que colmó el vaso: “ ¿ ha hecho la niña deposiciones y miccionado a las tres, a las seis, a las nueve?”  a lo que mirándole con cara de qué me estás contando, contesté: “ Pues a esas horas no sé, pero cada vez que la he cambiado tras el pecho sí”, y ella replicó “ Ah! Ya! Que tú eres la que vas a tu ritmo” .

En aquel momento me reí. Y aún ahora al recordarlo me sonrío. Pero pienso en lo mal que lo pasé de primeriza con tantos comentarios tan cruzados, con tantas dudas, tan perdida como me encontraba, y lo siento por el resto de primerizas que lo pasarán tan mal como lo pasé yo.

Esta vez sabía que la leche me tardaría en subir. Sabía que un bebé se cansa de mamar y se duerme y al ratito se despierta aunque no hayan pasado tres horas, y vuelve a mamar, a cansarse y dormirse… al menos mis tres bebés han sido así. Sé que en mi caso un biberón de refuerzo, después de ponerla al pecho, dentro de las primeras cuarenta y ocho horas no echa por tierra la lactancia materna…

Pero claro, todo esto lo sé porque YO VOY A MI RITMO!

Y también sé que es fácil opinar sin pararse a cuestionar el efecto que eso puede tener en el de enfrente. Y en el caso de las madres y padres primerizos, tiene un efecto devastador. Porque por muchas ilusiones que se tengan puestas en el bebé que llega a este mundo, de pronto entran dudas, miedos, temores, inseguridades… al tener ese pequeño a tu cuidado ya para siempre; y cuando ves que el personal con el que compartes las primeras horas de vida de tu hijo tiene actitudes y opiniones dispares, eso hace que aumenten aquellas. Imagino que esto es herencia de las distintas corrientes en neonatología que han existido en los últimos años, y que en breve, todo el personal sanitario tenderá a la misma filosofía y se unificarán criterios dentro de los hospitales y clínicas.

Lo espero por el bien de todos aquellos “primerizos” que seguirán siempre existiendo.

De graduaciones infantiles y festivales de fin de curso

Un año escolar más está a punto de tocar a su fin.

En unas horas mis peques comienzan sus vacaciones, y este año serán especiales, pues mamá podrá estar los dos meses largos con ellas. Pero esto será tema de otro post.

Atrás van  a quedar madrugones, horas de estudio, de lectura, de juegos, de manualidades, de cumpleaños de compañeros, nervios de exámenes… Y como no, atrás quedarán las horas dedicadas a los festivales de fin de curso y en este caso y año al festival de graduación.

Los festivales de fin de curso, año tras año, siguen emocionándome. La preparación de la vestimenta, en la que la abuela siempre echa una mano en cuanto hay aguja por medio, es un clásico. Pero lo que más me gusta es que estamos cerca de un mes con sus canciones y coreografías a todas horas… Y me gusta verles feliz ensayando en casa, tratando de aprendérselas y de hacerlas cada vez mejor. Y pese a que de sorpresa tienen en mi caso muy poco, me sigo sorprendiendo al verlas en el escenario repetir con sus compañeros lo que ellas solas hacían en casa.

La graduación de infantil, es aún mucho más especial que el festival, no por la  vestimenta con  su birrete incluído,  sino por lo que implica, lo que significa. Es el paso a primaria. Pasan de ser los mayores del Cole de infantil a ser los peques del Cole de primaria. Pero ellos están tan contentos e ilusionados… Que nosotros debemos mostrarnos así también, no? Pero a mí me cuesta, pues estoy tan nerviosa por todo lo que ya hemos pasado en un tiempo que me parece tan breve, que necesito tomar aire para seguir…

La graduación ha tenido como un pequeño ritual, ya vivido hace tres años con la mayor, pero lo que ha sido único ha sido la canción de este año, que habíamos oído cientos de veces ya a la peque, y que ella desde el primer dia había dicho que era muy triste… Ha sido una canción muy bien elegida, pero que ha hecho brotar alguna que otra lagrimilla porque al oírla me daba cuenta de que mi peque mediana se está haciendo también mayor.

Pero lo que es absolutamente común tanto a los festivales como lasas graduaciones, son los nervios de los críos antes y durante, y de los padres. Cuando ves a tu hijo con toda la ilusión, sólo piensas que no tenga que pasar un mal rato por un tropiezo, por un lapsus mental… Y así, cuando ves que todo sale bien una gran sonrisa ilumina tu cara y tu estómago se permite descansar. Y sólo deseas cruzar tu mirada con la suya para transmitirle con tus ojos que lo ha hecho fenomenal.

Madre ( de nuevo)

La maternidad es un regalo para mí.

La maternidad es uno de los dones que he tenido la suerte de poseer y disfrutar, aunque como en casi todo lo que tenemos en esta vida tiene algunas partes duras que son necesarias para valorar aún más todas las positivas.
En estos días que estoy volviendo a revivir un nacimiento, un bebé 100% dependiente, noto que aunque es una etapa ya vivida es única al depender del vínculo materno filial que se crea entre la mamá y cada pequeño. Son todos tan diferentes aunque no haya quien te haga notar que es igual que la pequeña por este detalle físico o que la mayor por aquel otro…
Y al igual que noto que es única la relación , noto que se vuelven a repetir miedos, angustias, inseguridades... Es como si hubiese algo en mi interior que no me  permite relajarme y me hace estar en tensión , a la expectativa… Porque no me acuerdo bien de ciertas cosas de las otras veces, y me entran dudas sobre si eso lo viví o me lo han contado o incluso por si lo he leído…
Y  esto, ¿Por qué me pasa?
¶ Quiero pensar que porque es algo tan valioso lo que poseo que no quiero que vaya nada mal por mi culpa, por hacer esto o dejar de hacer aquello.
¶ Porque sé que he sido tan afortunada pudiendo traer este bebé al mundo que me da miedo que se estropee.
¶ Porque sé que ahora mi vida depende de una vida más, y no quiero que este pequeño gran sueño se pueda estropear.

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