Hay ocasiones que en esto de la maternidad te encuentras pensando o realizando actividades que años atrás te habrían puesto los pelos de punta. Pero hay otras en las que tampoco es que cueste demasiado meterse y vivir los planes familiares , y la verdad es que en la inmensa mayoría de ellas acabas disfrutando «como un enano» junto a tus peques.
En casa el abanico de edades va haciendo que (más…)
Mañana de día 24. Hoy es el día de Nochebuena. La casa aún está en silencio. Sólo se escuchan las respiraciones acompasadas de unos y otros. Será un día de nervios, sonrisas, kilómetros, comidas … y lo acabaremos celebrando con el comienzo de la Navidad.
Ayer comentaba con unas amigas la sensación de que se me olvidan tantas cosas de mi vida… Y sin embargo hoy he amanecido recordando la sensación de cuando era pequeña y mi madre me embutía con camiseta interior de manga larga, camiseta de cuello vuelto y luego el jersey de lana de turno … Porque en aquellos años ni había calefacción en casa de los abuelos ni el coche era tan calentito ni rápido…
Me han venido los nervios junto a mi hermana por llevar panderetas, zambombas, y algunas serpentinas compradas en la plaza mayor ( anda el año que se quedaron colgadas de la lámpara y mi tía indignada … Juasss!) …
El olor de la casa de pueblo al entrar a comida, brasero, familia…
Mi abuelo y sus silbidos … Mi abuela entre cazuelas con su delantal, porque tenía sus piernas sanas y robustas… Alguno de mis primos allí esperando para ver qué llevábamos las de Madrid… Y el precioso Misterio con sus cinco figuras, y apenas hacía falta nada más para saber que allí estábamos para celebrar Nochebuena y Navidad. Más de cuatro décadas y allí seguirá, seguro.
Bueno, este año será el primero sin abuelos. Este año será el primero de una nueva etapa familiar. Y ahora mismo, en el calorcito de mi hogar, me doy cuenta de que es sólo una nueva etapa de las muchas que espero que me queden por vivir ( y recordar ).
Feliz Nochebuena y Feliz Navidad!
Volvemos a la rutina!!! … Aunque la verdad es que en ocasiones tengo la sensación de nunca haberme ido de ella.
Podría decirse que vivo en una continua rutina desde hace un montón de años. Soy incapaz de recordar desde cuando. Quizás desde que terminé la facultad y empecé a trabajar o quizás incluso desde la facultad? No lo sé.
No consigo recordar desde cuando tengo la sensación de siempre tener cosas pendientes. De no llegar a todo lo que considero que debería llegar.
Ahora es cierto que tener una familia, un trabajo fuera de casa no facilita mucho las cosas, pero hubo una vez que pese a no tener esa familia dependiente, porque gracias a Dios siempre he tenido una familia, tampoco conseguía llegar a todo, puede ser porque también me metía, bueno y meto, en muchas cosas.
Y la cuestión es , por qué siempre tengo esa sensación de no llegar, de vivir una contrarreloj constante? Por qué se me quedan tan cortas las horas, los días, las semanas, los meses….?
Estoy segura de que no soy la única. Que hay muchas más personas que se encuentran las cerca de 18-19 horas que están despiertas pensando en cómo hacer las cosas que tienen que hacer arañando el más mínimo minuto al día. En ocasiones me doy cuenta de que es una locura. Porque sí, soy de las que están en el metro y ya están pensando el orden de las cosas que haré cuando salga de él, vamos que hasta la colocación en un vagón u otro e incluso sentarme o no por ganar unos segundos lo valoro.
Y aquí vamos a lo que me preocupa últimamente un montón: lo que estoy transmitiendo a mis hijas. Porque aunque hago hincapié en que en su día disfruten cada momento, y que hay horas para hacer un montón de cosas, desde estudiar hasta jugar, leer, cantar, aburrirse… Es cierto que eso no es lo que hago yo. Y hay veces que me descubro quejándome de no tener un segundo para parar a comer, descansar, leer o no hacer nada, al hablar con amigas o con mi Santo… Y no está bien, no está bien porque yo no querría ser una mayor como yo… Sin tiempo… Siempre a la carrera trabajando, comprando, recogiendo a las niñas, ayudándoles con sus deberes, acercándoles a sus actividades, cumpleaños de compañeros , primos… Y siempre con la sensación de que dejo muchas cosas por hacer por el camino, ya sean llamadas a mi familia y amigos, visitas de las que me acabaré arrepintiendo de no haber hecho por no hablar de esas fotos de mis hijas aún sin recopilar e imprimir o esos regalos comprados que nunca llegué a mandar o entregar porque se quedaron aparcados y meses después me da hasta vergüenza mandar… Qué levante la mano quien tenga los Christmas de años atrás preparados y pendientes de mandar !!!
Imagino que ser consciente del «problema» ya es un gran paso. Pero me falta el más importante, el de pararme, recolocar todo, pero todo TODO, y llevarlo a la práctica.
Así es que si tenéis alguna idea de cómo se hace eso de dejar de necesitar hacer un montón de cosas así de la noche a la mañana os agradecería que lo compartierais conmigo.
Cerró los ojos.
Podía escuchar en su cabeza aún la conversación de la noche anterior.
Esos nervios, esas inseguridades, ese miedo ante lo desconocido…
Trató de recordar cómo se había sentido ella casi treinta años antes. Tenía tan enterradas esas sensaciones que no conseguía volver a ellas para tratar de aconsejar y aplacar aquella pequeña angustia que su pequeña le transmitía.
Volvió a abrir los ojos. Se miró en el espejo. Encontró la mirada de aquella chica de trece años madurada por la experiencia de algunos años sobre sus hombros, que se había traducido en pequeñas marcas de expresión ; pero acaso aún no la acompañaban algunas de aquellas sensaciones en su día a día actual?
Abrir y cerrar. Volver a empezar…
Podría ser perfectamente el inicio de una canción, pero es seguramente el sentir de muchos de nosotros en estos días.
Abrimos un nuevo curso, tanto a nivel escolar como laboral, porque tras las ansiadas vacaciones volvemos a poner algunos contadores casi a cero. Es tiempo de muy buenos propósitos y de corregir errores de antaño ( aunque sólo sea un antaño de dos semanas o un mes )
Y cerramos las ilusiones del verano. (más…)