Archive of ‘Reflexiones’ categoría

Tarde de domingo: sensaciones

Domingo tarde, o tarde de domingo. El orden de factores no altera el producto. Y en mi caso el resultado es: pereza, tristeza, apatía…

Con el empezar de los días grises, de las tardes cortas y , por consecuente,  las noches largas ,siempre llega esa pereza al salir de la cama, acompañada de ese destemple al salir de la ducha y ese continuo deseo, según amanece el lunes, de que llegue el fin de semana. Ese fin de semana que nos permitirá parar un poquito la contrarreloj semanera y descansar algún que otro rato.

Los fines de semana son un pequeño oasis. Ese no sonar del despertador. Ese ritmo marcado por los peques pero sin colegios, meriendas, cenas, camas… se lleva mucho mejor… Incluso que esté alguien enfermo, en fin de semana, se lleva con menos carga, porque no hay que hacer malabarismos para atender al enfermo, al trabajo, a la casa…

Pero pese a todo lo anterior, hay algo que no me gusta nada, y que pese al pasar de los años no consigo positivizar salvo cuando estoy de vacaciones, y son las tardes de domingo. Una tarde dura donde las haya. En la que poco a poco ves llegar el comienzo de la semana. Da igual que la pase atareada para no pensar en su pasar… da igual estar tranquilamente en familia en casa tratando de disfrutar de pequeños juegos en común … o simplemente sentarme a leer o a pensar… Las tardes de domingo me superan. Sobre todo estas tardes de domingo del otoño y el invierno. Son tristes… son plomizas… son desestimulantes donde las haya. Aunque tienen algo positivo: son la señal de que queda menos para el siguiente fin de semana.

¿Tienen el mismo efecto tristón en ti? ¿ Cuáles son tus trucos para que te dejen siempre una sonrisa?

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Madre : De la reincorporación laboral : dos semanas

Hoy ha hecho justo dos semanas desde mi reincorporación. Hoy ha hecho justo dos semanas en que nuestras vidas vuelven a luchar por instaurar unas rutinas que sean buenas para todos, que hagan que el día a día sea más sencillo.

Pero no está siendo fácil. No sé si es por el momento laboral en que me encuentro. No sé si es porque esta familia ha cambiado mucho. Las necesidades de ahora parece que han variado significativamente respecto a las que había en junio. Y siendo miércoles me siento agotada.

Cada vez es más evidente que las peques necesitan nuestro tiempo sí o también. Necesitan nuestras explicaciones. Necesitan nuestras manos. Necesitan nuestros abrazos. Necesitan a sus padres.

Y tan sólo en dos semanas me ha quedado patente que necesito aprender a desconectar del trabajo. Es necesario que ese cansancio se quede en la bolsa con los papeles y no salga en forma de mal humor. Porque igual que nosotros estamos cansados, ellas están cansadas. Y mi cansancio se traduce en tener un nivel de tolerancia mínimo. Un mal humor máximo. Y eso no es justo para ellas, ni para mí.

Pero dicen que el primer paso para cambiar es aceptar que es necesario un cambio, no? Pues allá vamos. Ya tenemos deberes para el resto del curso. Ya os iré contando que tal nos va.

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Tolerancia y respeto, valores que reclamo a mi alrededor

No siempre se puede ser políticamente correcto. No siempre se debe ser políticamente correcto. No siempre se quiere ser políticamente correcto.

Respeto. Tolerancia. No son valores en alza.

Hay momentos en que tenemos que cerrar los ojos, los puños, la boca… y contener todos nuestros impulsos para evitar quedar en evidencia ante los que nos rodean. Porque podemos dar una imagen muy diferente a la que los demás tienen de nosotros. Y eso nos asusta. Nos da miedo. O debería de dárnoslo.

El “yo soy así” impera demasiado a nuestro alrededor. Incluso en nosotros mismos. Es por ello que en ocasiones tengamos que tomar aire y tratar de relativizar reacciones, miradas, gestos, palabras para no hacer daño, no comenzar una pelea…

Pero no nos confundamos, no todos nos cuestionamos al de enfrente.

Esto lleva a que después de estos comportamientos las cosas ya no vuelvan a ser como antes. Porque ante una falta de respeto, ante una manifestación de intolerancia hacia una idea, o manera de pensar del otro , algo muy fuerte se rompe en una relación y es difícil volver a tener libertad para mostrarse con confianza tal y como uno es, ¿ no crees?

¿Tú cómo lo ves?

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Madre : Parece mentira

Parece mentira que apenas haga cuatro meses y un día que te acuné por primera vez mi regazo.

Parece mentira que los brazos que vayan a cogerte cuando llores no sean mis brazos.

Parece mentira que los ojos que veas cuando despiertes de tus siestas no sean mis ojos.

Parece mentira que las sonrisas que compartas en ratos de juego no sean conmigo.

Parece mentira que los labios que acaricien tu frente, tus mofletes, tus dedos…no sean los míos.

Parece mentira que esas ocho horas de no estar a tu lado me sean eternas.

Parece mentira que pese a haber pasado por esto con tus hermanas sea tan duro este momento.

Parece mentira que el día que tenemos que empezar a separarnos ya ha llegado.

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Madre : Agradecida

Pocas sensaciones son tan placenteras y relajantes como mirarte dormida, sentirte respirar a mi lado…
Sentimientos tan tiernos se despiertan en mi interior al estar aquí sentada sintiéndote, escuchándote.
Me encantaría acariciar esa mejilla, besar esa manita, pero no quiero que nada pueda interrumpir este sueño relajado que estás disfrutando, que te hace mostrar mil muecas.
Se me podría ir la mañana así.
La experiencia no es única, ni es la primera vez que la disfruto, y sonrió al pensar que me sigue emocionando.
Eres la tercera, y me has ayudado a revivir muchos momentos disfrutados con tus hermanas y te estoy agradecida, porque se pasan tan rápidos los días, se olvidan tantos besos y gestos y sonrisas y juegos y …
Gracias a ti he podido volver a tener momentos de silencio a mi alrededor en los que sólo estamos tú y yo, juntas, sin más ruido que tu tranquilo succionar al mamar. Y ahí, en esos silencios, he podido ir haciendo un viaje interior y pararme a valorar los cambios de estos años y confirmar que los valores y prioridades que hace casi nueve años recoloqué en mi vida, en nuestras vidas, fueron muy adecuados y acertados, aunque haya veces que con el estrés diario me ponga a dudarlo.
¡Ha sido necesario que llegases tú, para hacerme parar de nuevo no sabes cuánto te lo agradezco!

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