Abrir y cerrar. Volver a empezar…
Podría ser perfectamente el inicio de una canción, pero es seguramente el sentir de muchos de nosotros en estos días.
Abrimos un nuevo curso, tanto a nivel escolar como laboral, porque tras las ansiadas vacaciones volvemos a poner algunos contadores casi a cero. Es tiempo de muy buenos propósitos y de corregir errores de antaño ( aunque sólo sea un antaño de dos semanas o un mes )
Y cerramos las ilusiones del verano. (más…)
¿Qué entendemos por vergüenza ajena?
Imagino que para la mayoría será ese momento en que dentro de una situación ves a otro hacer, decir o insinuar algo que consideras está fuera de contexto .
Ese fuera de contexto te hace sentir a ti mismo hasta mal, y si no es así, es que mucha vergüenza ajena no te causa.
Yo empecé ayer a tener ese sentimiento y lo he vuelto a tener esta mañana al escuchar fragmentos del Debate del estado de la nación tanto en la televisión como en la radio : ¿ cómo es posible que unos señores que teóricamente representan a unos ciudadanos, unos señores a los que se presume educados y con conocimiento de buenas formas, y en algunos casos hasta de protocolo, se hablen con tan poco respeto y con tan malas formas en un espacio público y con la prensa presente? ¿ Cómo es posible que esas faltas de respeto no sean sancionadas y se reiteren?
Pienso en que se nos llena la boca con la palabra «educación» en plan carreras universitarias, másters, idiomas… Y buscamos lo «más y mejor» para cada uno, ;pero está claro que al final parece que sólo vale el que más grita, el que más acusa , y el que siempre está preocupado en tener esqueletos bajo la cama para soltar en el momento propicio » y tú más » a otro que no piensa o actua o le baila el agua como a él le gustaría.
Pienso que si esos asesores que los rodean , y » mal asesoran», se preocupasen más por conseguir convencer a los ciudadanos de que su candidato tiene que ganar por lo que puede ofrecer y no porque es menos malo qué el otro , nos iría mejor.
Bueno, ya lo he dicho, pataleta dada, que no somos tontos, que muchos pensamos y tratamos de votar con la cabeza y el corazón , que no todos somos borregos que votamos pensando en colores y partidos, que hay pocas cosas peores que ser irrespetuosos, intolerantes, mentirosos y soberbios. Y que si son empleados públicos que tengan y se les exija una conducta decorosa y educada las veinticuatro horas del día los trescientos sesenta días del año. Lo dicho, siento vergüenza ajena al ver y escuchar a nuestros representantes políticos.
( Nota : disculpas por la demora , no siempre la inspiración llega , se plasma y publica en el mismo día )
Sus pequeños ojos se clavaron en mis pupilas y no pude evitar sentir una punzada de angustia en mi interior: esas lágrimas luchando por no salir y esa sensación de abandono por mi parte … Lágrimas producidas por la incapacidad que tenía para decir no a este sistema estúpido en el que como sociedad estamos organizados.
Bajé la mirada. La volví a subir. Sus pequeños ojos continuaban fijos mirándome. Me agaché, la abracé de nuevo y le di el beso más intenso que pude para que la acompañase en cada momento de separación que tendríamos que soportar a lo largo de ese primer día.
«Buen día mi amor pequeño» dije, a la vez que las lágrimas empezaban a fluir a través de mis pestañas.

La pequeña despertó con una sonrisa. Acababa de tener un sueño precioso. Bajó de la cama y se puso a buscar entre sus juguetes el pequeño tocador de muñecas que tenía ese espejo en el medio rodeado de pequeños stickers brillantes que parecían diamantes. Al fin lo encontró, lo volvió a mirar para asegurarse que era ese, y salió corriendo en busca de su mamá.
– ¡Mamá ! ¡Mamá! ¡Mira lo que tengo!
La pequeña frotó el espejo para dejarlo muy limpio y brillante y se lo enseñó a su madre que sonrió.
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