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Fin de Fiestas, Principio de Otros Momentos

“Si todo el mundo cantara una canción, que hable de paz, que hable de amor…”

Puede parecer un comienzo un poco cursi para un post, pero no tanto si consideramos la época del año que acabamos de vivir: Navidad, Fin de Año, Reyes…

La Navidad, año tras año nos hace recordar tantos momentos de la niñez, unos más alegres y otros menos, aunque la verdad es que en la distancia, la mayoría de los que nos acompañan acaban siendo los del primer tipo.

El Fin de Año siempre nos hace replantearnos nuestras vidas personales, profesionales, familiares… es la época del año en que más nuevos propósitos nos hacemos… deberíamos de escribirlos, porque lo mismo se van repitiendo y eso debería ser objeto de análisis por nuestra parte, porque el tiempo pasa, y es una pena no alcanzar esos proyectos recurrentes.

Y Reyes, es un momento de consumismo, sí, pero también de tanta ilusión, de tantos pequeños sueños que esperan poder materializarse en esa mágica noche, en la que sobre todo si tienes la suerte de compartirla con niños pequeños puedes comprobar que soñar es un tesoro, un don precioso y único.

Este año las fiestas navideñas han sido algo extrañas en mi familia, y soy consciente que en muchas otras familias también. Enfermedades y trabajos no han permitido que saliesen estos días como se habían planeado. Pero es cierto, que en mi caso, pese a que diversas dolencias han ido haciendo que las cosas cambiasen de como se planearon inicialmente, el balance final ha sido positivo.

Porque no debemos olvidar que lo importante es poder sacar lo positivo de cada momento, porque cada momento cuenta, y cada momento

es lo que al final recordaremos.

Y sólo pensar en la cara de mis peques en el día de Nochebuena, la mañana de Navidad, la noche de Fin de Año o la víspera de Reyes, entre otros, es más que suficiente para darme cuenta de la suerte que he tenido y tengo, y es un buen “revulsivo” para afrontar el nuevo año con muchísima ilusión. Para que en esos momentos en que parece que no tienen sentido los madrugones del día a día, o las carreras desde antes del amanecer, o esas tardes de deberes que parecen no entenderse, y /o esas cenas que no parecen tener fin porque el día se quiere alargar sin más… para que en esas situaciones pensemos en volver a tener momentos como los de estas Fiestas, de modo que todo el día a día sea más peleable.

Feliz Año! Feliz Vuelta al cole!

Mi carta a los Reyes Magos

Queridos Reyes Magos,

Agradecida por los presentes que durante vuestro último viaje me brindasteis, no puedo dejar de pensar en los presentes que en lo que va de año me habéis ido dejando y en los que, aunque pueda sonar presuntuosa, en los próximos días me dejaréis.

Soy afortunada por muchas cosas, entre otras por la salud tanto de los míos como la mía propia, y por el hogar que poseo, pero pese a ello, en ocasiones no dejo de sentirme triste, y en ocasiones hasta un poco desorientada… porque la verdad es que no llego a hacer todo lo que me gustaría en las 24 horas al día que dispongo y eso no siempre lo consigo llevar bien.

Es por todo lo anterior, que os ruego, que en los presentes de este año no olvidéis incluir un poco de aceptación de la autolimitación como persona que tengo para ver si así cuando veo que no llego a ser la supermamá, la superesposa, la supermujer, la superhermana, la superhija, la superamiga o la supercompañera… no me sienta culpable, sino que piense en todo lo que sí llego a ser, y a hacer, que seguro que es bastante, aunque siempre me sepa a poco.

Atentamente,

Yo,

Navidad: tiempo de sueños y conciliación

Estamos en unas fechas en las que ilusiones y sueños están más presentes que nunca en muchos de nuestros hogares.

Es cierto que teniendo hijos pequeños es sencillo dejarse llevar por ellos, pese a los tiempos que corren a nivel laboral y económico a nuestro alrededor, en nuestras vidas… porque los sueños de los pequeños no entienden de crisis, hipotecas y demás historias que a los adultos nos pueden llegar a quitar otro tipo de sueño.

Para ellos desear algo de verdad, con el corazón, “porque aunque a veces se han portado algo mal, han sido muchas más veces buenos,” es suficiente para que pueda convertirse realidad. Bendita inocencia.

Y es en esos momentos en que miro sus ojos, en los que pienso en esos padres que no podrán dar a sus pequeños ninguno de esos presentes que desean… en lo duro que debe ser tener que cortar esa época de ilusión y sueños con la dura realidad a tan temprana edad. Porque debe ser tan descorazonadora esa situación como padre…

Y en todo esto, nos encontramos que esos sueños de juguetes y juegos de nuestros hijos se entremezclan con deseos de vacaciones a compartir, de noches largas de películas navideñas… y aquí estoy, siendo una mamá que no puede hacerles cumplir esos sueños, no materiales, que desean. Porque aunque las cosas se planifican de un modo, al final hay demasiadas obligaciones y cambios en el mundo de los mayores que no permiten que podamos disfrutar de sus días y sus sueños como a ellos les gustaría. Y la palabra CONCILIAR viene a mi cabeza. Y la palabra RESPONSABILIDAD también, junto con INJUSTICIA y NECESIDAD.

Y trato de pensar, y auto-convencerme, que lo importante es tener tiempo de calidad, que lo importante es tener la suerte de poder contar con unos abuelos que nos van a poder ayudar durante una de las dos semanas de vacaciones de las peques… y es que al final, no siempre se puede conciliar cuando el ambiente laboral que uno tiene no lo tiene como prioridad.

Pero como este post es de sueños, deseos e ilusiones, no quiero acabarlo sin hacer patente el mío: que conciliar sea un derecho realmente factible en mi vida en el próximo 2012 y si no, al menos, que yo siga teniéndolo como sueño y trabajando por alcanzarlo.

Felices sueños e ilusiones,

Feliz Navidad!

 

Reflexiones sobre Conciliación, Responsabilidad y Corresponsabilidad I

Hay etapas en las que parece que un tema no deja de dar vueltas en tu cabeza y te parece lo más importante del momento. Te descubres a lo largo del día dándole vueltas una y otra vez para ver cómo enfocarlo, plasmarlo, gestionarlo.

Esta última temporada parece que el tema de la conciliación es el que no me abandona. Aunque el asunto empezó ya a gestarse hace muchos meses en mi vida personal ( a raíz de tener a mi segunda peque) ha sido hace unas semanas, bueno, ya más de un mes, cuando unas mamis blogueras se han lanzado a una cruzada más real y global.

Y es en estos momentos en los que me planteo lo complejo que es el asunto. Y lo importante que es para unos y lo poco trascendental que es para otros. Y no entiendo el por qué.

Hemos entrado en una rueda en esta sociedad que vivimos en que parece que aceptamos las cosas tal y como son porque son así y no pueden ser de otra forma. Y eso no es verdad. No podemos afrontar vivir de este modo porque eso no es vivir sino dejarse llevar. Es cierto, que hacer cosas diferentes a la mayoría no siempre se ve bien y no siempre nos gusta ser distintos. Pero en un momento dado hay que decidir la vida que se quiere llevar aunque cueste esfuerzo y sacrificio cambiarla, pero es que con dos grandes palabras hemos topado: esfuerzo y sacrificio.

Son muchos los ejemplos que se me vienen a la cabeza, pero no quiero parecer irrespetuosa con la forma de vivir de la gente, aunque no la comparta.

Yo creo y confío en que la conciliación es parte de la solución para poder vivir mejor con nosotros mismos y nuestras familias. También creo que en muchas empresas se está utilizando ya aunque quizás con otros términos o no reconocida como tal pero existen ciertas facilidades a determinadas personas dentro de las diferentes empresas.

Pero también es cierto que la conciliación debe ir ligada a una responsabilidad de cada uno de nosotros con nuestra vida personal, familiar y laboral.

Creo que sirve de poco luchar por una conciliación a nivel social, si de puertas para adentro de cada casa no existe un reparto de responsabilidades y tareas respecto al día a día de casa, hijos, familia.

Conozco demasiados casos de mujeres con jornadas reducidas que se encargan de casi todas las tareas de su casa, compra, deberes de los hijos, baños, cenas, médicos de los hijos, llantos nocturnos, etc porque por eso trabajan menos horas… menos horas remuneradas pero nada más!  luego les toca llevar sobre sus hombros el peso de un hogar. Y al hablar con ellas, no es fácil hacerles ver que la familia es cosa de dos si convives en pareja y que salvo amamantar a un hijo el resto de tareas son 100% repartibles y no hay ningún gen que nos haga más hábiles que a nuestra pareja para hacerlas nosotras.

Es entonces cuando pienso que la conciliación sin un cambio de mentalidad como individuos, entendiendo y aceptando cuáles son nuestras responsabilidades para con esta sociedad y para con nuestra familia está un poquito más lejos de lo que nos gustaría que estuviese.

No obstante, dicho lo anterior, hay que luchar por conseguir una conciliación real tanto dentro como fuera del hogar por lo que no debemos olvidar el trabajo que está realizando http://www.conciliacionrealya.org/home

Día festivo, día especial, día de paella

Hoy amanecía en casa un día especial: un día festivo entre semana después de dos semanas intensas de vida social en mi familia.

Han sido dos semanas de celebraciones de cumpleaños de servidora, de la peque mayor, la boda de un amigo de toda la vida y  una invitación a una fiesta de Halloween ( no sé aún por qué preparé a las niñas para ella… imagino que por su cara de ilusión) … y aunque siempre me ha encantado la vida social, y organizar y preparar cumpleaños y reuniones con familiares y amigos, debo reconocer, que este año he acabado un poco saturadilla.

El domingo por la noche tenía la sensación de no haber hecho otra cosa en las últimas semanas que ir a comprar, preparar actividades, recoger actividades, preparar comida, recoger comida, preparar la casa, recoger la casa… y es cierto que en mi situación actual tanto personal como profesional ha supuesto un cansancio extra del que necesito recuperarme.

Miro para atrás y pienso cuando en junio decía: “tranquila, para la última semana de septiembre todo habrá acabado” pero parece que no es así. Estamos en Noviembre y sigo con un nivel tal de trabajo que es difícil desconectar y por tanto descansar, aunque trato de recoger la mayoría de los días a las peques del cole y hacer los deberes con ellas.

Miro para delante y pienso que en apenas unas semanas cumpliré junto a mi Santo un sueño que llevábamos años deseando ( esto será motivo de otro post, espero).

Y con todo esto, ayer decidimos que hoy tendríamos un día tranquilo y relajado en casa, en familia. Ya sé que no todo el mundo entiende que quiera pasar un día festivo en casa. Pero para gusto los colores, y ante todo, respeto, ¿no?

Levantarse y desayunar sin prisas.

Ayudar a estudiar a la peque mayor para sus exámenes y su día a día. Ponerte a leer con la peque peque y su “p” de panadero y su “l” de lechero.

Ir recogiendo y limpiando sin agobios.

Pararme y sentarme a escuchar la entrevista de una compañera de “Conciliación Real Ya”, bueno, para mí, de la Jefa, ( MUAC! Guapa!) en la Radio y poder twittear durante unos minutos la misma, tranquilamente, sin reloj controlando…

Y después preparar tranquilamente una paella concentrándome en los ingredientes, los olores, y sentarnos a comerla en familia, y que mis chicos hayan dicho que ha quedado riquísima… No sé como transmitiros la ilusión que me ha hecho ver que un día que va tranquilo tiene frutos ricos, frutos que han surgido de poder hacer las cosas con amor y a fuego lento.

Y ahora, las peques juegan aquí alrededor con libros tridimensionales, con juegos de mesa, y ahora mismo a profesoras… a ratos me requieren y a ratos no…

Y yo no puedo evitar sentirme feliz y relajada, tratando de alargar el momento de estar los cuatro aquí tranquilos, juntos, pero cada uno con su propio “juego”.

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