La pequeña despertó con una sonrisa. Acababa de tener un sueño precioso. Bajó de la cama y se puso a buscar entre sus juguetes el pequeño tocador de muñecas que tenía ese espejo en el medio rodeado de pequeños stickers brillantes que parecían diamantes. Al fin lo encontró, lo volvió a mirar para asegurarse que era ese, y salió corriendo en busca de su mamá.
– ¡Mamá ! ¡Mamá! ¡Mira lo que tengo!
La pequeña frotó el espejo para dejarlo muy limpio y brillante y se lo enseñó a su madre que sonrió.
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La pequeña miró hacia el suelo, no podía ser que hubiese un señor tumbado en el suelo con más cobijo que una caja de cartón sobre la que descansar y con la que arroparse con el frío que hacía en la calle.
– Mamá, ¿ por qué ese hombre está ahí tirado? ¿ por qué no se tumba en su casa? – preguntó la pequeña a su madre.
– Porque lo mismo no tiene casa cariño – contestó la madre
– Pero mamá, ¿ cómo no va a tener casa ? Tendrá unos padres, o unos hermanos, o unos primos, o unos amigos… – insistió la pequeña
– Puede que los tenga, pero que estén en otra ciudad – le dijo la madre tratando de acelerar el paso y con voz amable
– Entonces, ¿ está sólo? ¿ y quién le da un beso de buenas noches y de buenos días? ¿con quién come y desayuna? ¿quién le va a ayudar si el viento se lleva sus cartones?
Amanecimos con una mañana fría y lluviosa. Era la semana tanto tiempo ansiada: un nuevo soplo de esperanza nos abrazaba. La última prueba cuyos resultados marcarían un antes y un después en nuestras vidas.
Las opciones habían sido claras desde el principio: todo apuntaba a una enfermedad de las denominadas raras, de esas que apenas existen unos casos en el mundo en un mismo periodo de tiempo, de esas que es casi imposible tener pero se tienen.
Mamá miró a chiquitín. Acarició su cara solo con la mirada. Tocó su mano y una lágrima corrió su mejilla. Vi a papá acercarse y darle un beso en la frente: » Tranquila, es fuerte, somos valientes, verás como sea lo que sea lo superaremos juntos.»
Mamá cerró los ojos pensando: «¿ cómo lucharemos si el diagnóstico final es el de la enfermedad rara si apenas ahora se dedican recursos en la Sanidad a investigaciones? »
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150 palabras es una entrega dominical, creada por Marta, (DiarioDeAlgoEspecial) de una microhistoria o microrrelato, con la que podemos dar rienda suelta a nuestra creatividad, y enfocada a los niños. Te daré tres palabras de inicio, y habrá que crear un cuento. ¡de 150 palabras!
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Para conocer como nació esta idea de 150 palabras y las reglas, puedes hacer click aquí.
La pequeña Lucía estaba emocionada esperando a su padre para iniciar el ritual anual del 5 de noviembre que consistía en visitar el gran árbol del Parque.
Apenas años atrás,lo que comenzó como una mañana más de paseo por el Parque Maria Luisa, en Sevilla, se iba a convertir en un acto especial para el resto de su vida.
Sonreía al recordar que iba en hombros de su padre jugando al veo veo de los colores cuando vió un árbol grande, enorme, a un lado del sendero que recorrían. Su tronco era inmenso y, aunque algo deteriorado , tenía un grandioso agujero a apenas 70 centímetros del suelo.
De pronto salió del agujer0 una ardilla con un chupete.
– Papá. ¿ qué hace la ardilla?
– Llevarse el chupete, que algún niño ha dejado , para proteger su casita con la tetina.
Lucía dejó el suyo.,Desde entonces todos los años llevaba un chupete nuevo a las ardillas.
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Mucho tiempo atrás, allá en el mundo que todo es posible y creíble, vivía un pequeño duende que se pasaba los días observando desde el sofá de su casa un enorme castillo del que siempre emanaba un haz de luz que le tenía fascinado.
Había querido acercarse a averiguar a qué se debía esa luz muchas veces pero siempre se encontraba con algún tipo de miedo interior que le impedía llevar a cabo su misión.
Una mañana, mientras estaba tumbado en su sofá mirando la luz que provenía del castillo, llamó a la puerta de su casa un gnomo de tierras lejanas y le preguntó por el castillo de las luces mágicas.
Estaba buscándolo para meter un poco de esa luz en su zurrón, pues era la luz de la ilusión, que años atrás un hada allí dejó, para que el que la necesitase se acercase y un poco tomase.
Fuente imagen:
http://sloyu.com/blog/wp-content/uploads/2012/07/luz.jpg