El pequeño cerró los ojos, cegado por el sol al levantar la vista para tratar de seguir con la mirada la trayectoria que iba dejando surcada en el cielo la bonita cometa de colores que su hermana mayor trataba de hacer volar con mil y una piruetas.
¡ Qué pena no ser él el que la controlase! Menos mal que su hermana en breve se cansaría y entonces sería su oportunidad… Trató de volver a seguirla, pero era incapaz de fijar la vista sin vislumbrar unos circulitos que parecían bolas de fuego, se sentía cual topo: ¿cuántas veces le había dicho mamá que no se miraba directamente al Sol? ¿ Por qué siempre se le olvidaba?
De pronto escuchó la voz de su hermana:
– ¡Vamos, pequeñajo! ¡Vamos a jugar a otra cosa! Al veo-veo, ¿ vale?
El pequeño sonrió. En breve la cometa estaría en sus manos. La espera merecería la pena.
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150 palabras es una entrega dominical, creada por Marta, (DiarioDeAlgoEspecial) de una microhistoria o microrrelato, con la que podemos dar rienda suelta a nuestra creatividad, y enfocada a los niños. Te daré tres palabras de inicio, y habrá que crear un cuento. ¡de 150 palabras!
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Abrir los ojos y…
encontrar tu mirada perdida en la mía.
Cerrar los ojos y …
sentir la ternura de tus dedos jugando con mi cabello sin prisas.
Abrir los ojos y …
contemplarte a mi lado hace que desee perderme en tu sonrisa.
Cerrar los ojos y …
saber que este momento no lo olvidaré en toda mi vida.
– Mamá, ¿ qué haremos hoy? – preguntó Zoe mientras desayunaba aquella fría mañana de domingo.
– Iremos a casa de Teo y Ana, ¿los recuerdas?
La pequeña agachó la cabeza. Cómo olvidar a los padres de un niño tan chulito y creído. Recordó la última vez: él se había pasado la tarde tirando la peonza de madera tuneada y se había reído de ella al sacar la suya de plástico.
Se vistió: vaqueros, botas y jersey de cuello.
Al llegar evitó su mirada. Durante la comida descubrió un chico amable, ¿quería agradar?. ¿Dónde estaba el niñato de meses atrás?.
Terminaron de comer. Los adultos les animaron a subir al desván a pasar el rato con una peli o música.
Había un pequeño CD. Eligieron un disco. Lo pusieron y no sonó, así que cogieron el bote de alcohol, limpiaron la lente y funcionó.
Él la miró y dijo: » Hola, qué suerte volverte a ver»
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La pequeña se acurrucó en su madre. Estaba emocionada. Nunca había ido al circo en verano. Acababa de terminarse un helado y estaba tratando de no dormirse en el regazo de mamá. ¡ Qué a gusto se estaba allí! ¡ Cuánto tiempo había pasado desde la última vez que su mamá había sido sólo para ella!
Recordaba un tiempo en que su madre la cogía y lanzaba al aire mientras ella se partía de risa. Luego había pasado a cogerla sólo sentada. » Mamá está embarazada y hasta que no pase el embarazo no podrá cogerte porque está un poco malita» ¡Qué triste y sola se sintió esos meses con su mamá en cama!
Sonrió. Parecía que todo volvía a recolocarse cuatro meses después de la llegada de su hermana pequeña. Ese año no esperaba poder bañarse en la playa y pegarse largas jornadas de playa, sol y palmeras. Pero allí estaba.
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Este fin de semana no he podido dejar de pensar en lo dura que es la vida. En lo rápido que pasamos de una sonrisa, de un momento de ilusión y felicidad a la más absoluta de las tristezas, a momentos de desesperación y desilusiones.
Hablando de ilusión: qué nos puede llevar a encontrar regocijo en romper la ilusión de alguien por algo? Esa cara de un niño pálida, con los ojos abiertos como platos primero, y llenos de lágrimas instantes después al pensar que toda su vida es una falsa. Es una imagen que me da miedo. Que a la fecha he recreado alguna vez que otra en mi cabeza.
Porque de pronto, su cabecita entrará en un mini bucle: si esto es mentira entonces todo lo que me cuentan papá y mamá es mentira por lo que no me puedo fiar de ellos y por ende estoy solo. Y lo pasará mal, muy mal. Y todo por culpa de algún niño al que le han roto la ilusión y ha decidido hacer lo mismo con otro niño. No lo entiendo. Todos tenemos que crecer. Pero creo que ser adultos no implica perder ilusión.
Sobre la desesperación : como se prepara uno para recibir una dura noticia? Cómo vivir el duelo por un ser querido ? Dónde está escrito que no poder tocar , besar , acariciar a un ser hace que su pérdida no sea igual de dolorosa que la de un ser con el que hemos podido compartir lo anterior? Por qué en esos casos el duelo se vuelve casi un tema tabú?
No dejo de darle vueltas. La vida es dura. Y lo más duro es perder la ilusión, la esperanza, la alegría , que para mí la mayoría de las veces es el motor para vivir. Porque sin ellas la desesperación, la tristeza y la frustración son difíciles de superar y manejar.
Cómo lo vives tú?
