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Día de la mujer ( trabajadora) 

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Hoy es el día de la mujer, o el día de la mujer trabajadora, como lo queráis llamar, para mí ambos conceptos implican lo mismo: no concibo una mujer que no trabaje desde que se levanta hasta que se acuesta (aunque tampoco concibo a un hombre, a ninguna persona , pero hoy mi reflexión se centrará en las mujeres) 

Soy una mujer privilegiada y así me suelo sentir en la mayoría de las ocasiones:

– tuve la suerte de tener y crecer en una familia, con una niñez en la que nunca me faltaron comida, ni cuidados o atenciones por parte de mis padres, y nunca sentí discriminación por cuestión de mi sexo en juegos o actividades en las que participaba con mis amigos o primos a edades tempranas

– tuve la opción de estudiar, y de cursar los estudios universitarios que quería, con mucho trabajo y esfuerzo, pero también gracias a unos padres que siempre confiaron en mí y lo veían como lo más natural de la vida, pese a no haber tenido ellos la oportunidad de tener estudios universitarios. Y tampoco durante esos años de estudios me sentí discriminada por mi género.

– tuve la opción de incorporarme a un mercado de trabajo bastante masculino y de desarrollar una carrera en la que parecía tener las mismas posibilidades que mis compañeros hombres (hasta el momento en que decidí formar una familia y mi esquema de valores se transformó y me di cuenta de que «sólo parecía» salvo si dejaba mis valores aparcados, pero hoy no hablaremos de esto)

– tuve la opción de encontrar pareja y formar una vida en común de modo libre, sin tener que renunciar a nuestras individualidades, pero teniendo en cuenta siempre al otro como parte del día a día y de este proyecto vital

– tuve la opción de tener hijos y la madre naturaleza y mi querida pareja me permitieron una vez más cumplir mis sueños y darme tres soles que son una parte muy importante del sentido de mi existir

 

Tuve opciones, y espero seguir teniéndolas y deseo que todas las mujeres las tengamos, deseo que mis hijas las tengan, pero me duele saber que hay tantas mujeres que no las tienen, ni las tendrán, y es por ello por lo que creo que debemos reivindicar la importancia de la mujer en este mundo y en todas las sociedades.

Porque a día de hoy y pese a tanta globalización y tanto desarrollo industrial y tecnológico como existe:

– hay tantas niñas ( futuras mujeres) que NO han tenido la suerte de nacer en una familia que se las quiera y las valore, y que sólo son vistas como mano de obra barata o posible vía para que su familia mejore de posición por matrimonios impuestos …

– hay tantas niñas ( futuras mujeres) que NUNCA tendrán opción a una educación mínima que las permita aprender a leer, escribir, hablar correctamente; aprender que pueden pensar por sí mismas y decidir, a sentirse dueñas de ellas mismas y a sacar fuerzas para revelarse contra lo que las rodea, aprender que son libres y no pertenecen a nada ni a nadie… 

– hay tantas niñas ( futuras mujeres) que NUNCA podrán elegir donde, como o para quién y por cuanto trabajarán; muchas que ni si quiera llegarán a plantearse en su vida qué quieren o no hacer porque todo les vendrá impuesto por su origen…

– hay tantas niñas ( futuras mujeres) que encontrarán una pareja que no les valore, ni les respete, ni las tengan en consideración. Entrarán en relaciones muy tóxicas para ellas y no verán como salir de ellas y no sabrán ni siquiera que hay colectivos que pueden ayudarlas, y en ocasiones no encontrarán ni en su familia ni círculos de amistades ese apoyo para dejar atrás esas relaciones.

– hay tantas niñas ( futuras mujeres) que NUNCA se plantearán que, tanto ellas  sus hijos, se merecen y pueden luchar por tener una vida en la que ellas sean las protagonistas y en las que disfruten de los mismos derechos y posibilidades que sus padres, parejas masculinas, hermanos, amigos…
 
Por todo lo anterior, y todo lo que no se llega a plasmar en un post:

Sigamos trabajando y reivindicando este día, y el resto de los días, para que todas las personas tengan las mismas opciones y sigamos educando a nuestras niñas y a nuestros niños para que la igualdad de derechos y oportunidades en todos los ámbitos de nuestras vidas sea un derecho inalienable, con independencia de nuestro género, raza o credo.

 

Tolerancia y respeto, valores que reclamo a mi alrededor

No siempre se puede ser políticamente correcto. No siempre se debe ser políticamente correcto. No siempre se quiere ser políticamente correcto.

Respeto. Tolerancia. No son valores en alza.

Hay momentos en que tenemos que cerrar los ojos, los puños, la boca… y contener todos nuestros impulsos para evitar quedar en evidencia ante los que nos rodean. Porque podemos dar una imagen muy diferente a la que los demás tienen de nosotros. Y eso nos asusta. Nos da miedo. O debería de dárnoslo.

El “yo soy así” impera demasiado a nuestro alrededor. Incluso en nosotros mismos. Es por ello que en ocasiones tengamos que tomar aire y tratar de relativizar reacciones, miradas, gestos, palabras para no hacer daño, no comenzar una pelea…

Pero no nos confundamos, no todos nos cuestionamos al de enfrente.

Esto lleva a que después de estos comportamientos las cosas ya no vuelvan a ser como antes. Porque ante una falta de respeto, ante una manifestación de intolerancia hacia una idea, o manera de pensar del otro , algo muy fuerte se rompe en una relación y es difícil volver a tener libertad para mostrarse con confianza tal y como uno es, ¿ no crees?

¿Tú cómo lo ves?

Fuente Imagen: http://2.bp.blogspot.com/_ZmNZKSzAt1Y/TKii5HLnV3I/AAAAAAAABXA/OMj9klteErg/s1600/tolerancia4.gif

Y AdeMÁS Ciudadana

Como bien sabéis, soy madre, esposa y muchas cosas más, entre ellas ciudadana.

En estos momentos, y desde que nací, soy y he sido ciudadana española.

Nací en la época de la democracia, vale, viví algunos días en la época anterior a ésta, pero todos mis recuerdos son «demócratas».

Crecí con expresiones como «libertad«, «igualdad«, «derechos«, «libertad de pensamiento y expresión«.

  • Fui libre para poder estudiar lo que quise, con mi esfuerzo y trabajo, poder casarme con quien quise por el rito que yo elegí…
  • Tuve la posibilidad de ejercitar una igualdad de género que teóricamente me permitía optar a unos estudios con independencia de ser mujer, cosa que pocas generaciones antes no era posible…
  • Tuve la suerte de poseer los mismos derechos que los varones para contratar, comprar, votar,… en fin decidir sobre mi vida.
  • Podía pensar y manifestar, con respeto y educación lo que opinaba sobre asuntos políticos, religiosos, sociales… y podía optar a leer y escuchar prensa varia porque existía una libertad de expresión. una libertad de prensa.

Escuchar a mis abuelos hablar de un bando u otro de la Guerra Civil, se me hacía algo tan lejano.

Oír como mi madre y la gente de su generación tenían que pedir permiso y obtener autorización de sus padres o maridos para realizar cosas tan sencillas como compras de electrodomésticos o aperturar una cuenta en el banco me producía cierta risa nerviosa, me parecía cómico e increíble.

Y ahora, unos 35 años después, parece que ciertas cosas se tambalean.

Poco a poco, estamos volviendo a una sociedad que tiene miedo. Que se empieza a encerrar sobre sí misma.

Las nuevas medidas anunciadas por el Gobierno empiezan a ponernos nerviosos, seamos o no funcionarios, trabajemos o no en la función pública, porque seamos realistas: cuando las barbas de tu vecino veas cortar…

La subida del IVA nos va a afectar a todos. Seamos realistas, por mucho que pueda afectar a las empresas, cuanto más repercutan, más se podrán deducir, porque no olvidemos que el IVA grava al consumidor final, sí, a nosotros, ciudadanos de a pie. Si antes algo tenía una base de 100, pagábamos 118 y ahora pagaremos 121 ( considerando un tipo del 18% que pasa al 21%). El ingreso en la cuenta de resultados del empresario seguirá siendo de 100, pero a Hacienda le ingresará 21 en vez de 18, y a su vez, cuando el empresario compre algo de una base imponible de 80 por lo que antes pagaba 94,40 ahora pagará 96,8. Por tanto el resultado del empresario es el mismo 100-80. Con independencia de que su tesorería pueda cambiar al tener que hacer ciertos ingresos por las liquidaciones de IVA.

Por otro lado nos dicen que van a quitar la paga extra de navidad a funcionarios, a reducir los días de libre disposición de estos, a reducir el número de delegados sindicales en entidades públicas, reducciones en cotizaciones sociales, en prestaciones por desempleo a partir de un determinado período, cambios en los pagos fraccionados del impuesto de sociedades, eliminación de deducciones por inversión en vivienda nueva, etc…

Pero nadie habla de tocar esas rentas vitalicias que ciertos excargos políticos poseen. Vamos a hacer las cosas de un modo poco serio para no variar: vamos a recortar a muchos los ingresos, en vez de recortarles muchos ingresos a unos pocos. Si una familia puede pasar con apenas 1.200 euros al mes, no deberían nuestros políticos revisar cuáles son sus ingresos mensuales reales y poner una banda que no se pudiese rebasar ni con dietas ni suplementos y dar ejemplo de una vez por todas.

Las medidas aprobadas por el Gobierno deberían hacer funcionar de nuevo la rueda de esta economía. Las medidas que nos proponen deberían hacernos confiar en ellos. Pero es complicado cuando vemos que tras anunciarlas hay risas y sonrisas. ¿ No deberían de estar  preocupados por la reacción de la ciudadanía? ¿ No deberían estar agobiados por si no dan los resultados deseados, o incluso si los dan por si hay demasiados daños «colaterales» por el camino?

Pienso en que con estas medidas, todos los que tenemos la suerte de tener un trabajo vamos a tratar de asirnos a él a cualquier precio. Porque gracias a ese miedo, ya llevamos, al menos en el sector privado en que me muevo, varios años sin subidas de salarios pero con subidas de tareas a realizar ante los puestos amortizados o ante las nuevas necesidades de la empresa.Y éstas se asumen dedicando más tiempo que el establecido en nuestro contrato, ampliando las jornadas laborales ante el temor a ser despedidos. Y ello redunda y redundará en menor tiempo para nosotros, para nuestras familias. Y en una pérdida gradual de ciertos derechos laborales que se habían ido consiguiendo y que poco a poco se van aparcando y abandonando, porque al final cada uno piensa en su familia, sus hijos, en que «en casa hay bocas que alimentar».

Y a todo esto nos viene a la mente una expresión » estado del bienestar» y pensamos qué hicimos tan mal para acabar aquí. Cómo es posible haber tenido una vida de trabajo y esfuerzo y vernos ahora así, temerosos de no poder conservar nuestros trabajos, temerosos de no poder dar a nuestras familias, a nuestros hijos, el tiempo, la comida, los estudios, el ocio que consideramos quieren y se merecen.

Y pienso en:

  • cómo vamos a hacer para poder educar a nuestros hijos y dedicarles nuestro tiempo si a la vez tenemos que ser más productivos haciendo más horas de trabajo, pienso en hasta qué punto las medidas conciliadoras existentes hasta la fecha van a durar, van a seguir existiendo, y quiénes van a poder permitirse ejercerlas.
  • cómo se va a proteger la maternidad en esta sociedad con un índice de natalidad tan bajo con unas condiciones tan poco favorecedoras para ser mujer-madre-trabajadora.
  • cómo se va a fomentar  una paternidad corresponsable cuando los derechos de los padres no se pueden ejercer sin sufrir posteriores represalias laborales
  • cómo vamos a mantener la ilusión para trabajar por y para nuestra sociedad cuando miramos hacia atrás y nos toca pagar los excesos que han hecho los demás.