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#150palabras ¡ Hoy soy mayor! : domingo, bicicleta y cubo

Otra vez era domingo.

Lota saltó de la cama. Quería ver qué tiempo hacía y subió la persiana de su cuarto para mirar hacia el exterior, hacia el parque. Una gran sonrisa se dibujó en su cara: Había amanecido un día soleado y el suelo ya no estaba mojado ni embarrado pese a la intensa tormenta de la noche anterior.

Salió de la habitación corriendo y entró como un pequeño torbellino en la habitación de sus padres:

-¡ Mamá, levanta! ¡ Parece que hoy sí podremos salir a que me enseñes a montar en bicicleta!

Esa mañana Lota ayudó a preparar los desayunos y se tomó el suyo a muy buen ritmo, pues quería poder salir a estrenar la bicicleta que le habían regalado los Reyes Magos tres semanas atrás.

Cuando ya estaban listos para salir, mamá preguntó:

– Lota, ¿llevamos el cubo y la pala?

– No, mamá, ¡ hoy soy mayor!

Domingo Bicicleta Cubo Madesymas

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150 palabras es una entrega dominical, creada por Marta, (DiarioDeAlgoEspecial) de una microhistoria o microrrelato, con la que podemos dar rienda suelta a nuestra creatividad, y enfocada a los niños. Te daré tres palabras de inicio, y habrá que crear un cuento. ¡de 150 palabras!

Después no te olvides de enlazar con el link aquí debajo y dejar un comentario en cada uno de los blogs que decidas visitar.

Para conocer como nació esta idea de 150 palabras y las reglas, puedes hacer click aquí.

1. Diario de Algo Especial 7. Cuidando la luz de tus ojos
2. Amagic mother 8. monica lady pink
3. Descubriendo la magia de la Maternidad 9. De Color Azul Lila
4. El horno de mami 10. madre estresada
5. Sra Díaz 11. Aprendizaje Divertido
6. Mamamedusi 12. Criar a un Bebé Difícil

(Submissions close in 19h 27m)

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Tarde de domingo: sensaciones

Domingo tarde, o tarde de domingo. El orden de factores no altera el producto. Y en mi caso el resultado es: pereza, tristeza, apatía…

Con el empezar de los días grises, de las tardes cortas y , por consecuente,  las noches largas ,siempre llega esa pereza al salir de la cama, acompañada de ese destemple al salir de la ducha y ese continuo deseo, según amanece el lunes, de que llegue el fin de semana. Ese fin de semana que nos permitirá parar un poquito la contrarreloj semanera y descansar algún que otro rato.

Los fines de semana son un pequeño oasis. Ese no sonar del despertador. Ese ritmo marcado por los peques pero sin colegios, meriendas, cenas, camas… se lleva mucho mejor… Incluso que esté alguien enfermo, en fin de semana, se lleva con menos carga, porque no hay que hacer malabarismos para atender al enfermo, al trabajo, a la casa…

Pero pese a todo lo anterior, hay algo que no me gusta nada, y que pese al pasar de los años no consigo positivizar salvo cuando estoy de vacaciones, y son las tardes de domingo. Una tarde dura donde las haya. En la que poco a poco ves llegar el comienzo de la semana. Da igual que la pase atareada para no pensar en su pasar… da igual estar tranquilamente en familia en casa tratando de disfrutar de pequeños juegos en común … o simplemente sentarme a leer o a pensar… Las tardes de domingo me superan. Sobre todo estas tardes de domingo del otoño y el invierno. Son tristes… son plomizas… son desestimulantes donde las haya. Aunque tienen algo positivo: son la señal de que queda menos para el siguiente fin de semana.

¿Tienen el mismo efecto tristón en ti? ¿ Cuáles son tus trucos para que te dejen siempre una sonrisa?

Fuente imagen: http://t2.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcS148-dLrX9XcTtSc2QO58RMrkmu-3GK0tJmnkTY8wy5A_3WTVXBw

Primer domingo de otoño, tiempo de silencio

Amanecer un domingo a las nueve de la mañana sin el despertador, es para mí todo un lujo. Mirar hacia el horizonte y ver las cuatro torres despuntando en el llamado Skyline me parece todo un placer. La casa en silencio, o casi en silencio, porque se puede escuchar el sonido de las respiraciones desacompasadas del resto de los habitantes.

Apenas se ven coches a través de las ventanas. Pocas personas pasean por los parques y calles cercanos. Algún que otro perrillo con su dueño disfruta de la soledad del parque. Todo es tranquilo mientras el sol va haciéndose un hueco.

Hoy va a ser un domingo familiar. Con la excusa de celebrar un Santo un mes después debido a la imposibilidad de hacerlo antes por cruces de vacaciones, hoy hemos quedado para comer. Prepararé un arrocito porque no me atrevo a denominarlo paella. Y tomaremos de postre algo de fruta y si llegamos un poco de helado. Repaso mentalmente todos los ingredientes y sí, están listos.

Me gusta estar en silencio. Me gusta no pensar en todo lo que me agobia. Me gusta olvidar por un momento esas preocupaciones que últimamente parecen abarcar gran parte de mi vida.

Es fácil caer en la tentación de pensar en tantas cosas, pero también es sencillo imaginar en todo lo que podrás hacer el día que muchas de ellas las hayas superado o te hayan abandonado.

Es otoño, pero por la temperatura no lo parece, por los tonos que se ven desde aquí tampoco.

Voy a volver a la cama. Voy a acurrucarme y a esperar a que la casa vaya despertando. A que el barrio vaya amaneciendo. Y voy a disfrutar de poder pensar en silencio.

Feliz primer domingo de otoño.