Momentos especiales: gracias
El día a día me come, me devora, me consume.
Cuando a ese día a día se le añade además alguna ocasión especial la locura total llega a mi vida.
Y da lo mismo que sea algo planificado, que sea algo espontáneo, todo me acaba poseyendo, de tal forma, que sin querer comerlo ni beberlo me «autoalieno» y soy incapaz de llevar mis quehaceres habituales a un ritmo normal. De la noche a la mañana recoloco y priorizo: cuestión de supervivencia.
En estas últimas semanas una ocasión muy especial se estaba gestando en mi familia, y sólo puedo decir que las horas que dediqué a preparar tal momento valieron la pena. Esos ojos, esa mirada, esa sonrisa… ese beso, ese abrazo… esas flores…
Gracias a todos los que, pese a mis nervios, agobios, dudas, inseguridades, etc, han estado alentándome y sosteníendome cuando pensaba que iba a desfallecer entre tanto quehacer y tan pocas horas de sueño.
Gracias por confiar en mí, y formar parte de mi vivir.