¿Seres cíclicos?
Estamos casi en agosto. En breve, estaremos de nuevo en septiembre, comenzando el “nuevo año escolar” y haciéndonos nuevos propósitos para este curso, que nos replantearemos cuatro meses después con el “nuevo año natural”.
Pero vamos a lo que en estos momentos nos ocupa y lo que consciente o inconscientemente muchos hacemos, y es decirnos:
… Ahora que:
– Tenemos a un mes el fin de curso de los coles y a un vista el comienzo
– Estamos pendientes de poder disfrutar de unos días de vacaciones en familia
… Es el momento de:
– Hacer balance del año pasado
– Planificar el que en breve comenzará
Y es cuando yo me veo replanteándome de nuevo las mismas cosas, o a mí me lo parecen, que hace apenas doce meses.
Pienso en cómo voy a organizarme con los coles, los extraescolares, los deberes, los menús semanales, las ropas y calzados de cole y fin de semana, las actividades de fin de semana… y veo que todo va encajando, como en un mecano, y de pronto la duda de meter revisiones de pediatras, meter visitas al médico por posibles catarros, intercalarlo con reuniones de trabajo imprevistas, cumpleaños de familiares y amigos, llamadas y encuentros con esos amigos que te llamarán y necesitarán de ti, o a los que llamarás y verás plof y tendrás que tratar de atender… y… tener tiempo para mí y para mi pareja.
Empiezo a revisar ese tiempo que nos íbamos a obligar a sacar para nosotros, y veo que aunque en el momento que los hemos tenido nos han parecido un lujazo, al intentar evaluarlos juntos, han sido sólo migajas. Ese fin de semana sólo de mayores: no llegó. Esas salidas una vez al mes como pareja: parece que no han llegado a cinco en todo el año y algunas han sido por casualidad sin planificar ( no, no tengo que contar ir a hacer la compra sin niñas porque se han quedado jugando con sus abuelos o en un cumple de amiguitos)…
Y es ahora, aquí sentada, que pienso si merece la pena gastar la energía en planificar, en tratar de encontrar un equilibrio cuando al final se va sobreviviendo en el día a día… voy tratando de hacer cada momento lo que considero imprescindible para que todo salga bien en ese día, y sin parar a evaluar cómo afectará ese día a lo que para ese año había planeado… porque la vida es así, una sucesión de días con cosas muy previsibles y otras poco controlables… y así, poco a poco se van pasando los años y vamos viendo cómo nos quedan más sueños por cumplir y menos tiempo ( en teoría por ley de vida) para hacerlos realidad.
Y al pensar en ello no puedo evitar sonreír, porque en el fondo, si puedo plantearme esto es porque tan mal no me va, verdad? Vamos a ver si en doce meses algo he podido cambiar: al menos el no sentirme mal al revivir mi ciclo vital.