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#150palabras La casa de muñecas (juguetes, buscan, casa)

Las luces se apagaron. Había terminado un nuevo día. Y allí estaba, ella, una noche más, sola, en el estante principal del centro comercial.

Era una bonita casa de muñecas. La reina de los  juguetes. Era el más preciado y deseado regalo de cientos de niños, pero debido a su exclusivo diseño también era muy caro y por tanto el menos demandado. No recordaba ya el día en que había llegado allí. Debía ser nueve o diez campañas de Navidad atrás. Llegó acompañada de la casa de muñecas de viaje y de la casa de campo. Pero estas últimas pronto fueron adquiridas y reemplazadas por otras. Sin embargo ella seguía allí año tras año…

Pasó un mes  antes de que una mañana una madre con su hija pequeña se acercaran y abrieran y cerrasen sus bisagras para admirarla, a la par que una voz preguntaba «¿ esto es lo que buscan

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150 palabras es una entrega dominical, creada por Marta, (DiarioDeAlgoEspecial) de una microhistoria o microrrelato, con la que podemos dar rienda suelta a nuestra creatividad, y enfocada a los niños. Te daré tres palabras de inicio, y habrá que crear un cuento. ¡de 150 palabras!

Después no te olvides de enlazar con el link aquí debajo y dejar un comentario en cada uno de los blogs que decidas visitar.

Para conocer como nació esta idea de 150 palabras y las reglas, puedes hacer click aquí.


1. María (@mariapagar) 3. Diario de Algo Especial
2. monica Lady pink 4. Labrando un Hogar -Andreina-

(Submissions close in 13h 4m)

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Madre : Parece mentira

Parece mentira que apenas haga cuatro meses y un día que te acuné por primera vez mi regazo.

Parece mentira que los brazos que vayan a cogerte cuando llores no sean mis brazos.

Parece mentira que los ojos que veas cuando despiertes de tus siestas no sean mis ojos.

Parece mentira que las sonrisas que compartas en ratos de juego no sean conmigo.

Parece mentira que los labios que acaricien tu frente, tus mofletes, tus dedos…no sean los míos.

Parece mentira que esas ocho horas de no estar a tu lado me sean eternas.

Parece mentira que pese a haber pasado por esto con tus hermanas sea tan duro este momento.

Parece mentira que el día que tenemos que empezar a separarnos ya ha llegado.

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Madre : Agradecida

Pocas sensaciones son tan placenteras y relajantes como mirarte dormida, sentirte respirar a mi lado…
Sentimientos tan tiernos se despiertan en mi interior al estar aquí sentada sintiéndote, escuchándote.
Me encantaría acariciar esa mejilla, besar esa manita, pero no quiero que nada pueda interrumpir este sueño relajado que estás disfrutando, que te hace mostrar mil muecas.
Se me podría ir la mañana así.
La experiencia no es única, ni es la primera vez que la disfruto, y sonrió al pensar que me sigue emocionando.
Eres la tercera, y me has ayudado a revivir muchos momentos disfrutados con tus hermanas y te estoy agradecida, porque se pasan tan rápidos los días, se olvidan tantos besos y gestos y sonrisas y juegos y …
Gracias a ti he podido volver a tener momentos de silencio a mi alrededor en los que sólo estamos tú y yo, juntas, sin más ruido que tu tranquilo succionar al mamar. Y ahí, en esos silencios, he podido ir haciendo un viaje interior y pararme a valorar los cambios de estos años y confirmar que los valores y prioridades que hace casi nueve años recoloqué en mi vida, en nuestras vidas, fueron muy adecuados y acertados, aunque haya veces que con el estrés diario me ponga a dudarlo.
¡Ha sido necesario que llegases tú, para hacerme parar de nuevo no sabes cuánto te lo agradezco!

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Madre: Mamá, no me quiero morir

Hay días de risas, alegrías y esperanzas.

Hay momentos de juegos, saltos, carreras, escondites,…

Y hay preguntas y sentencias que te dejan descolocada y 24 horas después continúan en tu cabeza: “¿Mamá, por qué tenemos que morir? Es que yo no quiero morir.

Con esto me sorprendió mi mediana ayer cuando salíamos del parque. Mientras hablábamos del colegio, de juegos en el patio, de niños que habían llevado esto o aquello para el recreo… cuando íbamos a cruzar por el paso de peatones.

Recuerdo que me sujeté al carrito de la peque a la vez que me encontraba con su mirada, que me estaba esperando desde que había formulado esa frase.

Y qué decirle:

  • que yo tampoco quiero morir,
  • que sólo pensar que aquí estamos de paso mi estómago da un vuelco y la angustia me empieza a engullir,
  • que por más que quiero aferrarme a un mundo más allá de este terrenal me entran a veces muchas dudas sobre su realidad y eso me desespera de un modo inimaginable…

Está claro que los peques piensan, y mucho. Y de pronto me vi tan identificada. Noches en vela cuando era pequeña pensando de dónde venimos, a donde vamos… Y recordé que me había pasado algo parecido con su hermana años antes, pero en aquella ocasión, coincidió con ciertos hechos a nuestro alrededor, con lo que me pareció algo lógico. Pero ahora no ha habido ningún detonante cerca y ésta tiene la preocupación y la angustia.

Le contesté que  no se preocupase ahora por eso, porque no era algo sobre lo que pudiésemos hacer nada. Que lo único que podemos hacer es tratar de disfrutar al máximo de cada momento y no pensar en la muerte, que ya llegaría cuando tuviese que llegar… Que ahora tenía que pensar en jugar, reír, aprender, correr, saltar… ¡¡¡VIVIR !!!

A lo que ella respondió: “Vale mamá, pero yo no quiero morir hasta tener mil años”

Para mí es un tema duro. Muy duro. Y cada vez más, al verlas a ellas y no querer dejarlas nunca solas, a ver a mi pareja y el proyecto de vida juntos… Porque tengo claro que si hay otra vida tras ésta, yo quiero que la mía sea al menos rodeada de los que quiero aquí y sólo pensar que eso no fuera posible me duele.

¿ Y tú, te has planteado alguna vez esto? ¿ Te lo han planteado ya tus hijos?

Fuente Imagen: http://us.123rf.com/400wm/0/241/quido/quido0803/quido080300012/2698425-azul-rayo-de-luz-blanca-sobre-fondo-negro.jpg

Vuelta al colegio, rutinas y conciliaciones

Ya hemos pasado el tercer día de clases de este nuevo curso. Aún es pronto para saber cómo irá este año, pero lo hemos comenzado y recibido con sonrisas e ilusiones, junto con un buen puñado de nervios.

Este año las dos mayores están en primaria. La pequeña “se nos ha hecho mayor” y ya hay que empezar a acordarse de horarios, de días de chándal y de exámenes.

 

(Fuente Imagen: http://3.bp.blogspot.com/-6pjeH8fayrE/UE_H9-go4HI/AAAAAAAAFUM/17HpigKi-0I/s1600/Vuelta-al-cole%5B1%5D.jpg )

Ahora tenemos que ir al encuentro de rutinas, aunque hasta que llegue octubre sabemos que no serán muy consistentes y reales.

Y es esa búsqueda de rutinas la que nos hace volver a dar vueltas a los horarios que tendremos los padres para adaptarlos a los que tendrán las niñas en el colegio.

Y de pronto me veo echando la vista atrás un año y me pongo a recordar el propósito que nos hicimos de ponernos en marcha para tratar de lograr alcanzar la conciliación en nuestras vidas, y veo que no nos ha sido posible aún alcanzarlo: Nos hemos pasado el año haciendo malabarismos para estar ahí a primera hora dejándoles en clase, llegar a hora al trabajo, salir puntuales de la oficina para llegar a buscarles, tener la tarde para estudiar con ellas, quedarnos en casa los días que se han puesto enfermas…

Nos ha tocado volver a tirar de los abuelos. Ellos con su gran disposición e infinita paciencia han hecho que nuestros brazos parezcan más largos, que podamos abarcar lo que físicamente no podemos por reuniones o proyectos de última hora, o simplemente por enfermedad, porque los padres también nos ponemos enfermos a veces, aunque es cierto que muy de vez en cuando porque no estamos como para darnos “esos lujos”.

Ahora, vamos a tratar de entrar en rutinas, de reajustar horarios y una vez más seguiremos teniendo claro cuáles son nuestros principales valores para que este curso podamos vivir y disfrutar del año tanto a nivel familiar, personal como profesional y quizás éste si sea nuestro año de avanzar en ese deseo llamado conciliación.

 

 

(Fuente Imagen: http://www.sophya.es/blog/wp-content/uploads/2011/04/conciliacion-2.jpg )

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