junio 2011 archive

Vacaciones de verano (I)

Llegó el verano, sí, hace unos días de modo oficial, y hace otros pocos de modo natural.

Es una época del año especial, que me hace evocar muchos momentos de mi infancia y juventud. Mis vacaciones eran muy diferentes a las que ahora les toca vivir a mis hijas. Vacaciones significaba horarios de verano, momentos de piscina, calle, juegos con primos, siestas, … y si había playa ¡ perfecto!  y si no, ¡también!, eran casi tres meses para como mucho leer algo y repasar y jugar, jugar, jugar… dar paseos a las tantas de la noche recorriendo parques porque al día siguiente sólo madrugaba papá…

Estos días no faltan las conversaciones con compañeros de trabajo, con padres de niños del cole, sobre qué hacer con los niños en verano. Las opciones son casi siempre las mismas salvo para los papis que tienen las mismas vacaciones que los niños: campamentos fuera de casa, daycamps, padres sin solapar vacaciones, canguros, abuelos…

Y es en momentos así, en que uno piensa qué es lo que se nos ha ido estos años de las manos para acabar teniendo a nuestros hijos también «agobiados» en verano.

Yo miro para atrás y es cierto que mi madre no trabajaba fuera de casa, pero nunca sentí preocupación o malestar porque fuese verano, es más yo notaba que la gustaba estar todo el día con nosotras y no tener que estar atada a los horarios del colegio.

Ahora yo, bueno, nosotros, tenemos que estar haciendo malabarismos para organizarles un verano «normal» con la ayuda de los abuelos. Sí, yo uso un «day-abuelos»: por las mañanas las dejo con ellos y por la tarde las recojo. Eso lleva a que las pobres sigan madrugando y que siempre tengas la sensación de ir corriendo para molestar lo menos posible a todo el mundo.

Y eso que tengo muchísima suerte con mis padres, los abuelos de mis niñas, porque la abuela está encantada de quedarse con ellas y la hemos comentado en en un par de ocasiones de llevarlas a los day camps y nos dice que por qué, que para ella son vacaciones el estar con ellas y disfrutarlas y ver la vida a través de sus ojos, que eso es algo que no podré comprender hasta que me toque… y estoy segura de que tiene casi toda la razón del mundo, pero me daré cuenta de ello tarde, para no variar.

Y ahí es donde en mi cabeza suena una voz de alarma: ¿ podré, al ritmo que va nuestra sociedad, nuestro mundo, poder disfrutar de mis nietos lo que siento que no estoy pudiendo disfrutar de mis hijas?

Y tú, eres feliz al pensar en el verano que tendrán tus hij@s?

Emoción, nervios, ilusión…

 Hay sentimientos que afloran en momentos de la vida muy especiales.

Es cierto que no puedo olvidar aquél primer beso, aquellas primeras vacaciones… y aunque según se viven parece que son los más mágicos y maravillosos y que nunca volverás a tener esas sensaciones tan únicas, en el momento en que un hijo llega a tu vida te das cuenta de que estos sentimientos no dejarán de repetirse.

La primera vez que ves su ecografía, el sonido de su corazón, sus movimientos en tu vientre… y ese primer contacto piel con piel, todo cambia en tu vida en cuestión de segundos.

Siempre he sido de lágrima fácil, pero desde que soy mamá, reconozco que hay demasiadas cosas que me hacen reaccionar con muchísima ilusión, alegría y emoción: sus primeros gestos, sus primeras miradas, caricias, sus primeras palabras con lengua de trapo, sus primeros pasitos, su primer mamá, su … son tantos momentos y todos ellos tan especiales, porque… pues porque sí, porque vienen de ellos.

En estos días, de fines de curso, y fiestas varias, una no puede evitar los nervios de preparar los trajes para los festivales de los peques, las sonrisas de complicidad al vivir con ellos los ensayos en cualquier momento del día con sus hermanos, …

Y llega el gran día! Hoy he tenido el primer festival de este año y un año más no he podido evitar emocionarme y echar alguna lagrimilla al ver a mi princesa bailando en el escenario disfrutando del momento con sus compañeros y sintiéndose especial. Ver esa sonrisa no tiene precio.

Soy afortunada, porque este es el sexto festival de seis que he ido. Y los seis los hemos visto en familia. Y soy consciente de que esto no es algo que puedan hoy en día afirmar y disfrutar muchos padres, a los sitios ocupados por abuelos me remito.

¿ Y tú, con qué te emocionas?